Esta historia no comienza como lo hacen habitualmente las novelas negras. No hay un caso impactante que promete tenernos pegados a sus páginas, no encontraremos tampoco un ritmo acelerado hasta casi su final. Pero sí que tiene una protagonista interesante, que arrastra una historia personal que la sigue afectando y en la que se intuye la fuerza que tuvo que tener en anteriores entregas. María Ruíz, comisaria y ex psicóloga de la policía, ha sido destinada forzosamente a Soria. El paisaje árido y el frío soriano parece que están haciendo mella en ella, e incluso convierten su aburrido día a día en algo menos llevadero. Alejada de la efervescencia de Madrid, se dedica a investigar el único caso policial sin cerrar y a viajar todos los fines de semana a Ávila para visitar a Tomas, su compañero y pareja, que lleva meses en coma. Pero un antiguo amigo, el comisario Carlos, consigue que se aparte por unos días de su triste rutina y viaje a verle a Santander. Lo que no esperaban era que esos días de disfrute acabaran por relacionarse con un caso peculiar. Una joven aparece por casualidad en el maletero de un antiguo coche, y la forma en la que lo hace parece captar la atención de María. Revivir su instinto. Aunque tiene que regresar a Soria, no puede dejar de dar vueltas a la juventud de la chica muerta, al antiguo ejemplar de The Times que aparece recortado en el asiento del coche, ni a la situación de abandono que envolvía a toda la escena del crimen. María decide ayudar a Carlos, aunque sea en la distancia y vaya contra lo que dicta su reglamento. Necesita un caso nuevo, algo que la mantenga viva y alejada de su situación personal. Y aquí es cuando reaparecerá la María del pasado. Una mujer enganchada a la emoción del trabajo y persistente, a pesar de que la quieran apartar de ese mundo. Tanto se involucrará, que acabará por convertir este caso en algo personal. En una obsesión diaria que hará que se juegue su puesto, volviendo a trabajar y colaborar con antiguos compañeros del cuerpo, además de un periodista con el que ya compartió varios casos policiales. Se creará un grupo en el que intuimos una fuerte unión, se nota la amistad que les une de años de trabajo, además de la lealtad que tienen a "su comisaria" María. Narrada a tres voces, comprenderemos lo que ha pasado la comisaria por cómo se va desnudando ante el lector. También nos mantendrá interesados en el caso y sus avances, pero comenzaremos a entender mejor todo cuando la propia víctima nos relate cómo su situación personal la llevo a acabar de la forma en la que lo hizo. Es inevitable que para los que disfrutamos con este género la esencia del caso no nos resulte atractiva; esa sensación de que la escena encierra una historia pasada, algo antiguo. La ambientación en la húmeda Santander, su antiguo cementerio protestante como protagonista y el acercanos a la preciosa labor de los cuáqueros, hace que su lectura resulte muy interesante. Creo que Berna ha creado una novela que no necesita giros sorpresivos ni ritmos vertiginosos, porque todo lo que aparece en ella te envuelve. "Las lágrimas de Claire Jones" es una novela de corte policial en el que su componente intimista tendrá mucho protagonismo. Destaca por tener una investigación del caso atractiva y realista, además de unos protagonistas entrañables. Se tocan temas de pura actualidad como la prostitución, dejando incluso entrever otros como la corrupción policial y los intereses que hay dentro del cuerpo. Es una tercera entrega en la que no he echado de menos información de las anteriores, y me deja con ganas de más. de acercarme de nuevo a esta comisaria que representa el ideal de lo que me gustaría llegar a ser algún día. Enlace: https://bajolapieldeunlector.. |