Es Adrienne Rich una de las poetas más sorprendentes que he leído. No sólo porque en plenos años 70 estaba haciendo versos entorno a este género queer que no pertenece a ninguna hegemonía social, sino también por un pensamiento liberal radical y una honda preocupación feminista tan descarnada que uno puede sentir su grito de lucha a flor de piel. Su poesía no son sólo cantos líricos, sino gritos de rebelión contracultural contra el establishment norteamericano conservador; y no sólo se queda ahí: su poema "A una hermana" condena los actos del gobierno soviético por encarcelar a la activista Natalia Gorbanévskaia: su grito no es unilateral en ese sentido, es un grito que condena todos los abusos que las mujeres han sufrido y trata de desentrañanlo: Su poema "Merced" es una exploración a ese sistema que aliena a todos: "... pienso que allí, en algún lugar, un frío núcleo, compuesto por fragmentos de seres humanos metabolizados, reestructurados por un proceso del que no se percatan, está expandiéndose entre nosotros y apoderándose de nuestras mentes una cosa que no siente ni culpa ni rabia: que es incapaz de odiar, y por tanto de amar." Que viva y honda voz desarrolla esta poeta periférica en un mundo donde se ve, tiene todas las de perder: mujer, lesbiana y feminista, un triada que la impulsó a luchar con esa poesía que se sumerge en lo más corrupto de su sociedad para sacar esa esencia que nos hace humanos: son nuestros prejuicios y odios el naufragio; y su voz esa persona que se adentra para mostrarnos lo hondo que hemos caído y el papel fundamental que tenemos para salir de ese abismo. + Leer más |