5 Jotas

Paco Gómez Escribano acaba de publicar 5 Jotas (Alrevés 2020), una historia negra, tan negra como los cerdos que le proporcionan al Sr. Sánchez Romero Carvajal los mejores jamones de bellota del mercado.

El Charli se ha gastado sus últimos 30 euros en el pagar el funeral de uno de sus colegas en la bodega del barrio. Pero al rato le dan un soplo. Va a convertirse en ladrón de guante blanco y para ello necesita el cerebro privilegiado de su colega El Banderines. El Banderines ha salido hace años de Canillejas, pero el barrio imprime carácter y, después de tener algunas dudas y de incluir en el grupo al Pestañas, el mejor jáquer del barrio, empieza a organizar el mayor robo realizado jamás a un almacén de jamones.

El cerebro del atraco es el Banderines. Un veterano que ha logrado salir del barrio y que vive en el centro de Madrid organizando reuniones de Tuppersex que le dan pingües beneficios y que le permiten beneficiarse a casi todas las compradoras, un comercial entregado que se dice. Su coeficiente intelectual, enfocado al mundo del hampa, le permite formar un grupo digno de las mejores historias patrias de atracos. Ya le hubiera gustado al Dioni participar en él.

El Charli es un perdedor nato. Separado de su mujer y sus hijos vive como puede en el barrio pero sigue manteniendo sus sueños aunque solamente a ratos.

El Pestañas es su primo. Ha crecido encerrado en su cuarto bebiendo Coca colas y se ha convertido en un jáquer de los buenos “un nota de esos que puede entrar en el ordenador de la CIA y reventarlo, no un nota de esos que sabe manejar Word y Facebook”.

Así que los tres se reúnen en el reservado del bar del Piraña a dar forma al mayor robo de jamones de la historia. Nada puede salir mal.

Paco Gómez Escribano reinventa la figura del ladrón de guante blanco. Arsenio Lupin, El Santo y Fantomas, figuras aristocráticas con una inteligencia superior y una elegancia innata, se convierten en 5 Jotas en un travesti superdotado de Canillejas con querencia a la cerveza y a la comida china y los diamantes y las antigüedades se convierten en esta historia en jamón de bellota. Dónde va a parar.

También recupera en esta novela al narrador omnisciente que no sólo nos cuenta la preparación del robo, el momento del robo y sus consecuencias, sino las vivencias del dueño del almacén y de su mujer y las consecuencias del atraco en ellos.
En esta ocasión, Paco Gómez Escribano, nos saca un poco de Canillejas y nos enseña los bares del centro, los chalets de los barrios privilegiados y los polígonos de fuera de la ciudad, magníficos escenarios para conocer a ritmo de Blues, pero la esencia de sus novelas sigue llenando cada capítulo de 5 Jotas.

Así que preparad una cerveza con sus aceitunas y unas tajaditas de jamón del bueno y poneos a leer 5 Jotas. Ya me lo agradeceréis.

Que Paco Gómez es el rey del barrio ya no lo duda nadie y es que literariamente hablando lo ha demostrado en anteriores ocasiones con una maestría que le hacen merecedor de este reconocimiento. Se mueve como pez en el agua en ese barrio, el suyo, en el que las personas, y los personajes, transitan dentro de su cosmos particular, además con ese sentimiento bien arraigado de pertenencia al mismo. Ser de barrio en este caso es una línea más en el curriculum. Bienvenidos de nuevo a Canillejas

Con 5 Jotas vamos a asistir en primera fila al planeamiento y ejecución de un atraco singular, y es que esta vez no será una joyería o un banco el objetivo, cosa que sería de lo más normal, sino un almacén de jamones, pero no de jamones cualquiera, sino de los más caros del mundo. Los 5 Jotas de Sánchez Romero Carvajal. Aquí huele a jamón y a pasta, mucha pasta.

Junto a El Charli, aparecen en escena un elenco de personajes variopintos y singulares; El Banderines, que vende productos sexuales en reuniones domiciliarias a la vez que, vestido de despampanante mujer, disfruta de buen sexo con las parroquianas, y junto a estos dos principales habrá que ir formando una lista de personal necesario para llevar a buen puerto la hazaña: conductores, porteadores, informáticos, etc. Un variado elenco de personajes que a las órdenes del Banderines tendrán que hacerse con este valioso alijo de jamones.

Como todos sabemos la novela negra y sus numerosas ramificaciones, son novelas donde el principal hilo conductor es el bien y el mal, son novelas de buenos y malos, y por lo general el lector tiende a decantarse, bien por educación, convicción o formación, del lado de los buenos, que suelen ser los policías, investigadores, detectives etc. Y mira por donde en este caso, yo al menos, me he visto siempre del lado de los “malos”, porque no hay que olvidar que son delincuentes y por lo tanto operan al margen de la ley y de lo que está bien. Y el caso es que no me ha preocupado en absoluto. Quizás la razón principal, aparte de que estos personajes, unos antihéroes, marginales y marginados, empatizan desde el primer momento con el lector, por su manera de actuar y su manera de ser, aparte de eso, como digo, en un momento dado nos cuentan en que van a emplear el dinero del golpe, y eso me ha hecho ponerme más de su lado si cabía.

Acompaña esta historia de ritmo fluido y casi frenético una genial banda sonora de blues en la que hasta el mismísimo Muddy Waters habla en sueños con El Banderines. Con esta música de fondo asistiremos a la lucha y la reinvención diaria en la que se mueven los personajes mientras se prepara el golpe definitivo. Después vendrá la investigación que en este caso pasa a un segundo plano aunque no por ello es menos interesante.

Una novela que se lee casi de un tirón, en la que la fuerza de los personajes, tan reales, humanos, perdedores, pero nunca vencidos, son el eje que lleva en volandas toda la trama y que dejan sin duda un buen rato de lectura.
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Esta novela me ha sorprendido para bien porque no esperaba mucho de ella y me ha dejado buen sabor de boca, como a pata negra 😉
El autor nos narra un atraco perpetrado por una banda de "mindundis" gente de barrio complicado, con dificultades económicas, problemas de adicción, etc.
Son personajes marginales, pero supervivientes, no creo ni que ellos sean realmente conscientes de la fuerza que tienen y todo lo que han superado.
Al Charlie le dan un soplo de un posible negocio, o como dice él: palo. Es a un almacén de jamones, pero no jamones cualquiera, jamones 5 jotas. Para ello necesita la colaboración de su banda, un grupete bien peculiar que tiene que reclutar.
Es muy fácil acabar empatizando con los atracadores, y es porque el autor "se lo monta" muy bien, son tan de verdad, tan auténticos... tengo hasta personaje favorito, el Banderines, que muestra como inteligencia e iniciativa no son incompatibles con el estatus social.
Se nota bastante que el autor controla y conoce, el barrio que narra y su "fauna" (desde el respeto)
Emplea un lenguaje sencillo, llano y sin pretensiones, es muy cómodo de leer y ligero.