Este segundo tomo gana mucho respecto al primero, sobre todo en el apartado narrativo. Aunque caótico, el autor le toma el pulso al personaje y realiza un viaje mucho más profundo, maduro y personal de Panair Istrati, quien ya comienza a asentarse como escritor aunque no pierde en ningún momento ese espíritu inquieto que hace que no sea capaz de aguantar más de unos meses en una misma ciudad o país. Un cómic magnífico en el que lo más importante es el viaje, y que te deja con ganas de saber más de este personaje, de leer su obra. Soberbia la parte de la muerte del tío Anghel, uno de tanto personajes que van y vienen por la siempre alocada y azarosa vida de Istrati. |