Memorias de una geisha

Cuando publicaron esta novela, en 1997, pensé en leerla, me encanta la literatura japonesa (vale, me encanta pero no soporto a Haruki Murakami y lo sabéis) y todo lo que tenga que ver con las geishas siempre me ha llamado la atención, supongo que es precisamente por el gran desconocimiento que hay en lo que toca a esta figura del Japón más tradicional.

He escuchado más de una vez que son una especie de prostitutas, que entretienen a los hombres a cambio de dinero, ya sea con canciones, teatro o sexo. Tampoco conocemos gran cosa sobre como llegan a ejercer o en que consiste la ceremonia del té, donde se educan y un largo etcétera.

Memorias de una geisha da respuesta a muchos de estos interrogantes, no sé si de forma certera o qué, porque me suena que aunque fue un éxito también recibió muchas críticas en cuanto a su fidelidad y no solo eso, Arthur Golden fue denunciado por la geisha Mineko Iwasaki por incumplir la cláusula de anonimato. Ella tampoco estuvo muy de acuerdo con algunas situaciones que narra el autor ya que al fin y al cabo, sí que presenta a las geishas como prostitutas de lujo e incluso habla de como se subasta la virginidad de Sayuri, en fin, una novela que a parte de superventas tuvo su momento de polémica, denuncias y arreglos antes de llegar al tribunal.

Dejando un poco de lado las inexactitudes de la novela, es un libro bien escrito, con una prosa cuidada y una manera de narrar las cosas que solo puede describirse como poética. Hay párrafos con una gran belleza, metáforas que te hacen imaginar lo descrito de la forma más bonita y a pesar de la dureza de algunas imágenes que se nos describen, es un un placer su lectura.

Eso sí, nada de ritmo ágil, es un libro que se lee y evoluciona despacio, supongo que es como la ceremonia del té, tiene su tiempo y tenemos que respetarlo.

Para ir finalizando, creo que es un libro interesante y que cualquiera puede leerlo y aprender con él.
Si tenéis un poco de curiosidad por la cultura nipona y la figura de la geisha no lo dudéis, tenéis que darle la oportunidad a Golden. Eso sí, el libro es largo y además no tiene un ritmo rápido; es cuestión de leerlo sin prisas y disfrutando de sus pasajes y sus poéticas descripciones.
No hay mucho diálogo, pero a cambio cada escena aparecerá tan bellamente descrita que no será un problema su representación mental.

Es un libro que salió hace bastante y que si no leísteis en su momento, os va a dar pereza leerlo ahora entre tanta novedad literaria mensual, pero a veces vale la pena coger libros que se publicaron hace años y darles una oportunidad, desde luego yo no me arrepiento de ello.

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