¡Deja ahora que baje, por el poder de la tierra atraído, lo que en lo alto se acrecienta, que furioso en truenos se disuelva, igual que las legiones perecen dispersas…! ¡El rostro apenado de la tierra activa! Pero si acaso levantáis la vista… Las palabras disminuyen, pues tan solo describe: el espíritu quiere subir a donde para siempre se vive. |