Una palabra sensata se atrofia en un oído duro.
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Una palabra sensata se atrofia en un oído duro.
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Mi canción se entona para una multitud de extraños cuyo aplauso me provoca temor, y todo aquello que se regocijaba por mi canto, si aún vive, vaga disperso por el mundo.
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¡Ahí lo tenéis! Cargar con un loco acaba dañando hasta al diablo.
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Estos idiotas nunca entenderán cómo van encadenados méritos y suerte. Si tuviera la piedra filosofal, a la piedra le faltaría el filósofo.
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Así me tambaleo yendo del deseo al placer y, una vez en el placer, ansío el deseo.
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¿Qué se puede decir de algo si se ha acabado? Que es como si no hubiera existido y sin embargo circulara como si existiese. En lugar de ello, preferiría el vacío eterno.
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La gentuza del pueblo no siente la presencia del diablo aunque les esté cogiendo por el cuello.
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Soy demasiado viejo para limitarme a jugar y demasiado joven para morir sin deseos.
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- ¿Dónde ha quedado mi bufón? Iba junto a la cola de tu manto, pero se ha caído por las escaleras. Se llevaron su cuerpo grasiento. No se sabe si ha muerto o estaba borracho. |
Te diré una discreta verdad: aunque el hombre, ese pequeño mundo de locos, suele considerarse un todo, yo soy una parte de la parte que al principio lo era todo.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises