Cada siete olas

Esta novela es la continuación de “Contra el viento del norte” y supone el cierre de la historia entre Emmi Rothner y Leo Leike. Me ha gustado algo menos que la primera, aunque sigue siendo igual de atrapante y no he podido soltarla.

Como he señalado, supone el cierre de la historia, sin embargo, me he quedado con ganas de conocer más acerca de la historia de estos personajes. Me han resultado muy cercanos y he empatizado totalmente con los dos.

Al igual que la primera parte, la novela tiene un formato epistolar que se articula únicamente en torno a mensajes de correo electrónico. En prácticamente todos los casos se trata de mensajes tan cortos que bien podrían tener hoy en día el formato de mensajes de WhatsApp.

En definitiva, he disfrutado muchísimo de esta historia y echaré de menos a los personajes durante una temporada.

En buena parte porque "Contra el viento del norte" fue una gran sorpresa, esta ha sido una enorme decepción literaria. Una confirmación inmejorable de ese lugar común que nos dice que segundas partes nunca fueron buenas.

Se nota muchísimo que es un producto fabricado a caballo del éxito de la primera parte. Bien es cierto que sus diálogos siguen siendo inteligentes y divertidos, pero no añaden nada nuevo a lo ya dicho en su primera entrega, al contrario, termina siendo repetitivo en relación a la historia inicial y acaba siendo repetitivo y cansino en sí mismo, como si al autor le hubiera sido muy difícil rellenar el mínimo número de páginas que le permitiera su publicación. Lo que tampoco justifica de ninguna forma la atroz cursilería de ciertos momentos, contrarios incluso al carácter de los personajes. Y por si esto fuera poco, el final de la historia, que ya el propio hecho de que hubiera una segunda parte nos hacía vaticinar, es predecible demasiado pronto.