Strappo

Para una historiadora del arte como yo es normal sentir predilección por un libro cuya trama está relacionada, de alguna manera, con lo artístico. Este fue el motivo que me instó a decantarme por la lectura de Strappo.
Strappo es una novela de ficción histórica que se divide en dos líneas argumentales separadas en el tiempo. Una de ellas acontece a lo largo del siglo XII, en pleno apogeo del periodo artístico del románico, y la otra línea se desarrolla a principios del siglo XX. En esta novela se nos narra uno de los mayores expolios del arte románico catalán, el de la iglesia de Santa María del Mur, cuyos frescos originales fueron arrancados de su ubicación a principio del siglo XX y actualmente se encuentran expuestos en el Fine Arts Museum de Boston.
La historia comienza en el año 1921. Lluis Plandiura, famoso industrial y coleccionista de arte, y el anticuario Ignacio Pollak colaboran, de manera involuntaria, en el expolio del arte románico catalán. Este robo se centró en los núcleos rurales con poca densidad de población y cuyos templos contaban con pinturas de notable calidad. Contrataron a Franco Steffanoni para arrancar, mediante la técnica del strappo, las pinturas murales de la iglesia de Santa María del Mur. Estos dos expoliadores se ampararon en la inmunidad que les daba la inexistencia de un marco legal que impidiese tales ventas en una época en la que la población estaba en la miseria y el dinero solo podía salir de un sitio: de los ingresos de la venta del patrimonio que estaba en manos del poder eclesiástico. En aquellos tiempos no existía ningún inventario o catalogo de los bienes de la iglesia y era muy usual el tópico del cura que malvendía unos objetos artísticos con el fin de financiar reformas en los templos que estaban a su cargo.
Por otro lado, tenemos la línea argumental que transcurre en el siglo XII. Aquí conoceremos la forma de trabajar del Maestro del Mur, el artista encargado de la decoración del templo, y seremos testigos de cómo se servían de las tallas en las representaciones que la iglesia realizaba para adoctrinar al pueblo. Esta línea temporal está algo menos desarrollada que la que ocurre en la actualidad.
Strappo está narrado en tercera persona por un narrador omnisciente y se divide en 25 capítulos más una bibliografía final donde el autor nos enumera la documentación utilizada para escribir la novela. Martí Gironell ha realizado una gran labor de documentación que vemos plasmada en la excelente ambientación de la sociedad del siglo XII, una sociedad básicamente rural y bajo un sistema feudal. Escrito con una prosa muy cuidada, donde se conjugan los hechos reales con otros ficticios. El ritmo narrativo es muy pausado, lo que invita a una lectura intimista, sin prisas. En la novela van a aparecer personajes tanto históricos como de ficción. A pesar de que los personajes están bien perfilados, me han parecido algo planos y no he conseguido empatizar con ninguno de ellos, ni han logrado emocionarme. Para mi esta es la parte más floja del libro.
Como ya he comentado en otras ocasiones, el arte de la época estaba al servicio del pueblo. El pintor se servía de lo figurativo para adoctrinar a los fieles, en una época en que la lectura y la escritura eran poco común entre la población. Hay un gran simbolismo repartido por todo el templo, pero cabe destacar la zona del ábside. En el de Santa María del Mur, el centro lo ocupa un Pantocrátor que sostiene un libro y está dentro de una mandorla, rodeado por los 4 evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Se desconoce el nombre de quien realizó estos frescos, pero en el libro se le llama el Maestro del Mur.
A pesar de que existe una mayor sensibilidad y concienciación en la sociedad y las instituciones, aun hoy en día nuestro patrimonio es objeto de robos y saqueos indiscriminados. Hubo un tiempo en que por nuestras fronteras salían carros cargados con obras artísticas compradas a un precio irrisorio o incluso robadas. Por fin, en 1985 se aprobó la Ley de Patrimonio Histórico Español, una ley muy necesaria para evitar el expolio. El autor nos pone en la tesitura de si este expolio contribuyó a salvar unas obras de arte, que de otro modo podían haber desaparecido debido a su pésimo estado de conservación, o al enriquecimiento de unos espabilados. Es sabido que gracias a este expolio podemos disfrutar, hoy en día, de una serie de pinturas que fueron arrancadas de su ubicación primitiva y que se encuentran en perfecto estado de conservación.
Otro punto negativo de esta novela es que el autor ha incluido el desarrollo de cuentos, leyendas o bailes típicos de la zona que no venían a cuento y que a mi modo de ver ha contribuido a engordar el número de páginas del libro.
En resumen, Strappo es una novela de ficción histórica, de lectura interesante y didáctica. Para mí ha resultado ser un recordatorio de mis tiempos universitarios. Recomiendo la lectura de este libro a todos los amantes del arte, quienes pueden aprender un poco acerca de la técnica artística del strappo y de lo que fue uno de los mayores expolios del arte románico y que sirvió para salvaguardar dichos tesoros.

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