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Me ha costado empatizar desde el principio con el carácter tan obcecado de Marta. El tema de que el pueblo le corta las alas me ha parecido una metáfora que habla de sus miedos, de las cosas que ha dejado atrás y a las que no tiene el "valor suficiente" de enfrentarse. Tiene puntos muy favorables en la historia y está claro que no os voy a contar mucho más para que la descubráis en todo su esplendor. Tengo claro que Marta es uno de esos personajes con los que empatizar no es sencillo, pero creo que es un punto de vista (el que tiene de vivir) muy arraigado al muchas personas hoy en día. Álvaro: lo de este chico no tiene nombre. Ya os aviso de que os vais a enamorar según sepáis cómo es (en todo su esplendor también). Tiene ciertos fantasmas que va matando a medida que avanza la trama. Es un chico del que enamorarse es muy sencillo, avisadas quedáis. Yo me lo imagino con ese olor a madera y ahora le estoy oliendo. Su historia. Es complicada, algo turbulenta (digo algo para que lo descubráis también) y llena de matices y altibajos. Los dos se necesitan tanto y de tantas maneras, que les cuesta poner en común sus diferentes formas de ver la vida. He echado de menos más capítulos narrados desde el punto de vista de Álvaro, me encanta saber qué piensan siempre los dos. También he echado un epílogo (que no es obligatorio) pero me encanta saber cómo están pasado unos meses o años. Saber que su historia de amor tan intensa les ha hecho a los dos abrir los ojos por fin en todo eso que les separaba. Los secundarios. Ricardo, Patricia, los amigos de Álvaro, María, Pilar, la familia de Álvaro, Vicente, Aurora (esta mujer me ha ganado)... Algunos de ellos se merecen contar (aunque sea de forma casual) esa historia que esconden. Sobre todo el resurgir de Patricia. Natalia, sigue dándole a la tecla y no pares de hacerlo. Este mundo es para ti. |
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