Una habitación ajena

Mezcla de ensayo, novela, diarios…
La autora a través de los diarios de Nelly, criada de Virginia Woolf durante casi 20 años, confrontándolos con los de la propia Virginia, novelando ciertos pasajes o dirigiéndose directamente al lector para dar contexto a situaciones, nos va haciendo participe de la vida íntima de los Woolf, describiendo a una persona muy distinta de la imagen que hemos creado de la gran escritora.
Parece ser que hubo una relación bastante tormentosa entre las dos. Nelly se quejaba de que se sentía explotada, despreciada y ninguneada por Virginia. La describe como una persona egoísta, clasista, que se siente superior y que no tiene ninguna empatía con ella y con su compañera Lottie. Somos testigos a través de sus diarios, de las crisis de salud mental de la escritora, que la llevaron finalmente al suicidio, de la relación con su marido al que según las palabras de Nelly humillaba y tenía esclavizado con sus cambios de humor y sus caprichos. Los sentimientos hacía su señora pasan de la admiración y amor, a la pena, el desprecio y el odio.
También conocemos a los integrantes del grupo de Bloomsbury y sus visitas a la casa familiar, del comportamiento de éstos hacia las criadas, de sus vidas escandalosas para la época. Ellas opinan que son como niños que quieren llamar la atención pareciendo más transgresores de lo que realmente eran, opinan que la desidia de sus vidas les conduce a esas actitudes estrafalarias, aunque al mismo tiempo se sienten orgullosas de servir a gente culta e intelectual, artistas y no a simples nuevos ricos o aristócratas sin ninguna inquietud.
Sabemos por Nelly de las sucesivas mujeres que se enamoraron de Virginia, que gustaba de hacerse querer y admirar por ellas y con las que mantenía una relación ambigua.
Sienten lástima del señor Woolf, que soporta estoicamente todas esas amistades de su esposa, cuando estaba en juego su prestigio político.
Nos hace partícipes de los anhelos y deseos de su clase social, de las muchas mujeres internas que no poseen nada más que sus manos para trabajar y que viven como esclavas sirviendo a las clases sociales altas, deseando formar una familia y tener una casa propia, dejando en evidencia las ideas progresistas de sus patronos, que luchaban por las clases obreras pero que a la hora de la verdad las despreciaban. El título de la obra juega con ese doble rasero de Virginia.
En definitiva, un libro que se hace cortísimo, que te quedas con ganas de más, que se lee en un suspiro. Me ha encantado.