Come, reza, ama es la historia personal de Elizabeth Gilbert y de cómo un año organizado sin quererlo en torno a la letra I marcó el inicio de una nueva etapa, una etapa de felicidad y de superación personal. Aunque con una vida aparentemente perfecta (casa, marido y en busca de un hijo), Elizabeth descubre que no es feliz porque a lo largo de su vida ha seguido la corriente sin preguntarse quién es realmente y qué quiere. Esto la hace entrar en una fuerte depresión que conlleva la ruptura de su matrimonio y que marca el punto de partida de un viaje de 12 meses a Italia, India e Indonesia, donde conocerá los placeres de la comida, de la devoción y del amor. Pese a venderse como una novela romántica, a mi parecer no lo es, o al menos no en el sentido convencional. No podemos separar el componente amoroso del libro, pero la verdadera historia es la de nuestra protagonista y su relación con ella misma. A lo largo de las páginas Gilbert nos relata cómo fue conociéndose a sí misma, encontrándose entre dificultades y placeres, y cómo logró salir de una depresión e iniciar una vida completamente diferente a la que llevaba, para descubrir que en ella misma y en sus decisiones encontraría la felicidad. Para mí ha sido una grata sorpresa, esperaba encontrarme una historia cursi y superficial, pero no ha sido así. El grueso del libro lo ocupa esa búsqueda de su identidad, el conocimiento del yo y de sus límites. Una problemática que nos afecta a todos y que nos permite entender que nuestros miedos no son tan diferentes de los de los demás, aunque no todos los enfrentemos del mismo modo (por ganas, personalidad o posibilidades, cualquiera no puede permitirse un viaje de autoconocimiento de un año). Todo esto narrado con una pluma delicada, divertida y, en definitiva, humana. |