Violín roto

La redacción de la novela deja mucho que desear. Se vuelve farragosa en algunas ocasiones e incluso tienes que leer la misma frase varias veces para entenderla. Esto no ayuda a seguir el hilo de la historia que ya de por sí es complicada.

El principal fallo de esta novela es la falta de revisión. Hay muchos fallos de concordancia entre sujeto y predicado o repeticiones de conectores y palabras en la misma frase. Estoy segura de que una segunda o tercera revisión habrían solucionado muchos de estos fallos y habrían facilitado bastante seguir la lectura. Por no hablar de alguna falta de ortografía que se le ha colado al autor. Por no hablar de errores tales como que Katia, que se supone que es una chica de mi edad, nació 7 años más tarde que yo.

La música se vuelve casi la protagonista principal y queda muy clara la función de documentación que ha hecho el autor. Leyendas sobre violines, obras, compositores... Pero no queda solo ahí. Está claro que el autor ha recorrido inmensas veces las calles de las que habla y por las que pasean los protagonistas.

Desde el principio me enganché a la historia. El misterio, saber quién asesinó a Katia, el violín. En apenas unas páginas ya estaba dentro de la novela, sin embargo, el final me decepcionó bastante porque descubrí quién era el asesino mucho antes de tener que hacerlo.

A pesar de lo poco creíbles que me resultan algunas partes como los pensamientos de la niña de 4 que parece que tiene 15, la historia me ha parecido muy interesante. No está nada mal para pasar un buen rato.
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