Madera de savia azul

Madera de savia azul es un libro fascinante. Cuando le ví, me llamó mucho la atención, lo primero el título, después la edición que es preciosa, y como no, la sinopsis. Lo que nunca pensé es que me fuese a enganchar y enamorar tanto su historia.
La historia comienza en Waliria, un mundo de fantasía donde un terremoto asola la ciudad y sus habitantes deciden seguir al rey en un peregrinaje hacía unas nuevas tierras que para ellos es el paraíso, los Grandes Lagos, donde fundarán la nueva ciudad.
Vamos poco a poco conociendo a los habitantes de la ciudad, el rey, los distintos maestros del gremio, los militares, la princesa y el heredero. Todos en un momento dado tienen un papel muy importante. Podemos pensar que al estar involucrados tantos personajes, nos podemos perder o ser difícil seguir la historia pero nada más lejos de la verdad. Enseguida nos podemos en situación y está narrado de una manera muy cómoda para seguir en todo momento el hilo y la historia.
Podemos decir que el libro se divide básicamente en dos historias principales: Erik y Willem, y por otro lado las andanzas del maestro carpintero Bertrand. Vamos alternando ambas, de tal manera que avanzamos en las dos muy paralelamente en el tiempo y compartimos con ellos sus vidas, aventuras y penurias.
La historia de un heredero, Willem, y las decisiones que tiene que tomar. La historia de Bertrand, un padre en busca del hijo perdido durante el éxodo. A ambos el destino no se lo pone fácil, y lo vamos descubriendo página a página.
Como en todas las novelas, siempre tenemos un malvado, en este caso Balthazar, que le he odiado a más no poder.
El libro, es extenso, más de 600 páginas, pero para mi ha pasado en un suspiro. Se divide en 5 partes, y antes de adentrarse en la historia, tenemos unas páginas de un relato de la Gran Aya y de la princesa Ishalmha, con las cuales he realizado muchas conjeturas, ya que no es hasta la última parte cuando descubrimos el papel que tienen.
Las descripciones del autor del entorno, durante el éxodo, todo lo que ocurre, sus gentes y los sentimientos, son muy buenas. Consigue que te lo imagines con una viveza que parece que es un sitio por el que pasas todos los días. Un mundo inventado, pero con gente real, es una mezcla difícil de conseguir, ya que en ningún momento tenemos ningún ser fantástico y/o mitológico que nos haga creer que no pueda haber existido.
Es una de mis mejores lecturas este año, se ha colado muy dentro y es de esas novelas que con los años gusta volver a releer.