Lágrimas de oro

Me ha gustado mucho este libro, que entrelaza pasado y presente de una forma que se hace amena, aunque a veces, en la parte histórica tenía un ritmo que daba una sensación de ir más lento.

El libro se divide en dos tramas, una en el pasado en el siglo XVI, y otra en la actualidad que sucede en el año 2019.

La trama que sucede en el siglo XVI me ha fascinado por el trabajo de investigación que lleva detrás. En esta parte, tenemos de protagonistas a Francisco Pizarro, Huyana Cápac, Atahualpa y Huáscar.

Al principio, piensas que la conquista de Pizarro va a suceder rápido al ser una novela, pero pronto descubres que no, ya que tanto él como sus hombres pasaron por muchas penurias antes de poder encontrar algo que mostrar al emperador Carlos V.

Para suavizar el avance lento de Pizarro, se van presentando a los Incas, primero a Huyana Cápac, y después a sus hijos Atahualpa y Huáscar. Estos momentos de esta trama fueron los que más me gustaban a mi, ya que he aprendido su cultura y había cosas llamativas como el hecho de que fueran muchos hermanos o el hecho de que casi todos fueran familia.

A la muerte del emperador Inca, la trama te engancha por completo al tener el enfrentamiento por ver quién será el siguiente emperador y las diferentes formas que tienen de negociar el problema. Esto benefició a los españoles en gran medida, y me sorprendió el cómo Pizarro trató de conseguir las alianzas.

Por otro lado, tenemos la trama que sucede en el 2019, que es un caso policial en el que se conoce tanto al ladrón, Julio, como a la policía, Rebeca.

A diferencia de la trama que sucede en el pasado, en esta se mantiene un ritmo constante en el que los capítulos se pasan en un suspiro y acostumbran a quedarse en momentos en los que quieres más.

Se puede apreciar lo complicado que es estar en ambos lados de la ecuación, por un lado, la policía sin apenas pistas trata de buscar hasta debajo de las piedras algo de lo que tirar ante la presión que empieza a ejercer sus superiores y gobiernos.

En cambio, Julio sólo tiene que evitar que le vinculen con el collar mientras busca una crónica que vendió hace años.

Esto hace que nos adentremos en el mundo del coleccionismo de arte, y ver que no todo se consigue a golpe de talonario, lo que hizo que llegase a asustarme por Julio.
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