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Crítica de MisLecturas


MisLecturas
03 December 2021
Admito ser una total desconocedora de la cultura nipona, más aún de su historia, pero eso no fue ningún inconveniente porque, de la mano de David, pude pasearme por el Japón feudal con "El guerrero a la sombra del cerezo", un libro que resultó ser una de mis mejores lecturas del 2018 y no me canso de recomendar. Cuando supe que el autor se adentraba de nuevo en este mismo período histórico ni me lo pensé, por eso hoy os traigo mis impresiones sobre "Ocho millones de dioses", una novela de ficción histórica llena de matices que tiene como tema focalizador sobre el que pivota toda la trama el de la convivencia entre dos civilizaciones muy dispares: los misioneros jesuitas que a mediados del siglo XVI llegaron allí dispuestos a divulgar la religión católica; y la cultura nipona, ancestral y milenaria, que solo les permitió permanecer como meros invitados, no como conquistadores.
A principios de 1579, un enviado de Roma contacta en Toledo con el padre jesuita Martín Ayala para encomendarle una importante misión: viajar hasta Japón como emisario de Roma para investigar discretamente una serie de crímenes cometidos contra sus hermanos de fe, asesinados de forma impía a lo largo de la costa japonesa. Este viaje lo llevará de nuevo a una tierra en la que pasó casi veinte años de misionero. Un tiempo gracias al cual aprendió tanto el idioma como las costumbres, plasmándolo todo en el primer diccionario de gramática y lengua japonesa. Pero Martín Ayala no estará solo en esta encomienda, lo acompañará Kudo Kenjiro, un joven samurái rural impuesto por el clan Akechi para controlar sus pasos y protegerlo. Ayala y Kenjiro, una singular pareja unida por el hilo del karma…
"Ocho millones de dioses" destaca por una cuidada ambientación que contribuye a que el lector se traslade, sin aparente esfuerzo y gracias a unas descripciones sutiles y muy visuales que recrean el entorno con total realismo, a cada uno de los escenarios donde discurren los hechos, en un país tan peculiar como el Japón de aquella época. Moviéndose entre ambientes tan distintos como las aldeas agrarias dedicadas al duro cultivo del arroz, los templos religiosos, el campo de batalla, y las ciudades portuarias. Tragaremos el polvo de tumultuosos y peligrosos caminos, o acabaremos sepultados en las profundidades boscosas de algunas regiones del país. Asistiremos a duelos de samuráis, cruentas batallas, disputas territoriales, guerras y alianzas entre clanes daimios, asesinatos, ventas de esclavos y tendremos contacto con grupos de contrabandistas, todo ello descrito con un estilo narrativo propio y muy cuidado, cierto predominio de lo descriptivo sobre los diálogos y una cadencia envolvente que se agiliza conforme avanzamos en el argumento.
Con una prosa esmerada y embriagadora, en la que irá insertando términos japoneses, una trama lineal cronológicamente y de gran rigor histórico que consigue desgranar sin utilizar un exceso de datos que pudieran ralentizar la lectura y aburrir al lector, y de la mano de un narrador omnisciente, que asume la voz del relato e impulsa la historia, el autor ha logrado tejer un coherente tapiz de vidas donde se hace patente el choque entre dos culturas diametralmente opuestas. Convierte al lector en testigo de los conflictos de la cristianización con los cultos ancestrales japoneses, en un momento convulso en el que el país se halla sumido en una urdimbre de conspiraciones, mentiras y traiciones, de guerras y ambiciones desmedidas. Hago aquí un inciso para comentaros un ritual japonés mencionado en la historia que me ha dejado totalmente espantada, consistente en la automomificación puesta en práctica por los monjes de algunas sectas.
En lo que respecta a los personajes, el autor se sirve de ellos para focalizar la acción y mostrarnos la cotidianidad del Japón feudal del último cuarto del siglo XVI así como el choque cultural y religioso que se va a dar entre sus dos protagonistas principales, Ayala y Kenjido. David B. Gil ha sido capaz de crear un variopinto elenco de carismáticos personajes entre los que se fusionan, sin fisura alguna, los reales de aquella época con los de ficción, casi todos indispensables en el desarrollo de la trama, atractivos y reales, de carne y hueso, lo suficientemente cercanos para que el lector empatice con ellos. Los principales están perfectamente descritos y matizados, con sus luces, sombras y debilidades, alguno más intenso e impulsivo que otros. Construye un complejo mosaico con representación de los distintos componentes de la estructura social del momento, quedando patente la desigualdad de privilegios en este sistema feudal. Otra cosa a destacar es que las mujeres tienen una presencia especial en esta historia y además desempeñan papeles inusuales para esa época.
Sintetizando: "Ocho millones de dioses" es una ambiciosa novela de ficción histórica, maridada con dosis de aventura y sutiles pinceladas de misterio. Un viaje en el tiempo de la mano de unos personajes carismáticos que sumerge al lector en las procelosas aguas del Japón feudal de último cuarto del siglo XVI, convirtiéndolo en testigo mudo de las conspiraciones y ambiciones de ciertos personajes por el poder. Una historia que pone de relieve temas como la amistad, la lealtad, el honor, el respeto y la convivencia. Una novela que engancha desde su primera frase y que recomiendo encarecidamente, con la que de nuevo, como ya hiciera con su anterior publicación, consigue generar interés por una cultura tan distinta, incluso para lectores como yo a los que en principio nunca les ha llamado la atención.

Enlace: https://www.mislecturas.es/2..
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