Escribir una reseña sobre una novela de William Gibson siempre es un dolor de cabeza para mi por dos motivos: el primero es que a pesar de que reconozco el valor de sus aportaciones a la literatura de ciencia ficción, no considero que sea un escritor particularmente bueno. El segundo motivo es que por alguna razón no suelo tener claro si me gustan o no sus novelas (por raro que esto suene). En esta novela se cruzan las historias de dos personajes bastante diferentes: Berry Rydell, un ex policia pasando una mala racha y Chevette Washington, una mensajera que malvive con un anciano enfermo. Ambos se ven involucrados en una trama que les supera cuando Chevette roba unas gafas, aparentemente sin valor en una fiesta. Empecemos por los aspectos positivos: el mundo que plantea Gibson contiene elementos interesantes, y resulta verosímil dentro de las normas del género y del mundo que plantea. Otro aspecto positivo es que la narración es ligera y la verdad es que es una novela que se lee con facilidad. Lo malo es que la trama carece de interés, principalmente porque el autor falla en hacer que nos importe un pepino las gafas y por qué son importantes. No explica gran cosa y por consiguiente no consigue enganchar. Los personajes son en su mayoría tremendamente anodinos, especialmente Rydell. La combinación de estos dos factores hace que uno tenga que forzarse a leer, lo que hace de la lectura de esta novela un trámite, más que algo que se disfruta. La trama avanza de forma accidentada, con acontecimientos que carecen de conexión entre si y que provocan la sensación de que el autor no sabe por dónde ir, lo que se hace patenteen el acelerado y poco satisfactorio desenlace. Al menos aquí Gibson huye de esos pasajes confusos que inundan otras de sus obras, lo que se agradece. Salvo que no tengas nada mejor que leer, no te molestes en acercarte a esta novela, es sosa y olvidable + Leer más |
Fundada en Argentina en 1955 e incorporada a Grupo Planeta en 2001.
Literatura fantástica y ciencia ficción.
Editor de la obra completa de J. R. R. Tolkien, Minotauro cuenta con autores como Philip K. Dick; Ray Bradbury, artífice de las míticasCrónicas marcianas; Ursula K. le Guin, creadora de Terramar; William Gibson, padre del ciberpunk; John Crowley; Kim Stanley Robinson, autor de la Trilogía de Marte, y el popular Christopher Priest. Cuenta, además, con exitosos autores españoles como Javier Negrete, León Arsenal, Rafael Marín y Juan Miguel Aguilera.
Además de los autores clásicos del género, el catálogo de Minotauro cuenta con colecciones dedicadas a la fantasía –con títulos como El hombre marcado, de Peter V. Bret, o Lamento, de Ken Scholes–, la ciencia ficción –La Vieja Guardia de John Scalzi es un buen ejemplo– y el terror –con obras como la antología Zombies, editada por John Joseph Adams, o la novela 13 balas, de David Wellington.