Atlantis

Este libro lamentablemente me ha parecido el ejemplo perfecto acerca de cómo partir de una buena idea y malograrla de manera funesta. David Gibbins quiere ofrecer una visión clásica de la Atlántida que describía Platón pero con un lavado de cara que permita enlazar con otras teorías historiográficas de gran calado y que siguen siendo debatidas por la comunidad académica: el nacimiento del Estado, el surgimiento de avances de la agricultura en diferentes lugares del mundo, la extensión de determinados cultos y ritos, etc. Sin embargo, se pierde en ocasiones en tecnicismos y en dar giros que, al tratar que resulten inesperados, pueden considerarse hasta rocambolescos.

El libro comienza con el descubrimiento de los restos de un barco naufragado, que parece de época minoica, conteniendo un tesoro de enorme relevancia histórica. Por otra parte, en una excavación arqueológica en Egipto, se hallan documentos griegos que parecen hacer alusión a la Atlántida que describía Platón en sus Diálogos. Tanto los restos del pecio como los papiros hallados en Egipto comparten una serie de símbolos que llevan a descubrir que están conectados. de esta manera comenzará el trabajo de un equipo multidisciplinar de científicos en pos del continente perdido y una carrera contrarreloj contra los piratas kazajos que les pisan los talones tratando de expoliar todos los hallazgos arqueológicos que logren los protagonistas.

No se puede decir que el ritmo de la novela sea lento, de hecho continuamente ocurren sucesos inesperados. El mayor problema es que algunos de ellos son totalmente inverosímiles. La entrada en escena del submarino nuclear soviético abandonado es especialmente reseñable a este respecto. de hecho, este tipo de giros me hacen pensar que el autor no confía lo suficiente en su trama inicial como para enganchar al lector y apela a recursos llamativos pero poco eficaces en el conjunto del argumento. En realidad la trama pudiera funcionar, está bien construida históricamente y el reclamo de la Atlántida (en una interpretación que para mi es de las más brillantes de las que me he encontrado hasta el momento) es más que suficiente para llamar la atención al lector sin todos esos artificios efectistas. Por otro lado, Gibbins cae en un desmedido tecnicismo. Debido a su formación como arqueólogo subacuático, muestra quizás un excesivo detalle en explicar el funcionamiento de cada uno de los útiles de exploración submarina. Igualmente, se adentra en teorías historiográficas muy especializadas que incluso para la que escribe, también historiadora y participante en numerosas excavaciones arqueológicas, resultan excesivamente áridas.

Para concluir pudiéramos decir que el libro adolece de ese cierto “academicismo” de las primeras novelas de quienes están más acostumbrados a las publicaciones científicas que a la literatura. No obstante, la idea de partida y algunas de las descripciones me resultan fascinantes. Quizás haya que dar otra oportunidad a la saga de libros de Jack Howard de la que Atlantis constituye el primer título (recordemos que en muchas ocasiones el primer libro de una saga no es, ni de lejos, el mejor de la serie). Sin embargo, no puedo evitar sentir esa cierta decepción de lo que pudo ser y se quedó a medias. Aún siendo un argumento atrayente, en ningún momento sentí esa necesidad de continuar el relato y descubrir, en este caso, cuál sería el destino y los secretos que guardara la Atlántida que concibe David Gibbins.