La música como hogar: Una fuerza humanizadora

“La enciclopedia proporciona conocimientos; del arte brinda la posibilidad de comprender al otro. Y esta afirmación es aplicable a la música en la misma medida que a la literatura. La música le pone rostro al otro” ~ La música como hogar de Alicja Gescinska.

Hoy se celebra Santa Cecilia, la patrona de los músicos, así que para celebrarlo os traigo este corto ensayo sobre la importancia de la música en nuestras vidas. En él la autora se pregunta si la música nos hace mejores personas y a partir de esa cuestión analiza diversos puntos de vista, desde Platón que en su obra La República recogía la música es capaz de realizar cambios en la sociedad, hasta Max Scheler y su visión sobre el arte y la moralidad.

A lo largo de las poco más de 100 páginas de este ensayo, la autora aborda cualidades como la empatía –“la música es un ejercicio de empatía”, señala–; la cualidad de la música para afrontar el dolor –“la música, dicho de otra forma, no es más que una venda en la herida que mal abre una y otra vez en la humanidad”–; o la música como herramienta para el autoconocimiento –“a través de la música aprendemos quiénes somos y de qué somos capaces”–.

Además, hace un llamamiento al poder de la música como ejercicio de escucha del otro; como un instrumento para incrementar la capacidad de concentración y de memoria en un mundo aplastado por la tecnología y la dispersión mental. “La actividad de crear o escuchar música, por tanto, no solo tiene un efecto positivo en el aprendizaje de aptitudes cognitivas beneficiosas por nuestro desarrollo y realización personales, sino también para nuestra autonomía como individuos”.

No sé si la música nos hace mejores personas porque como dice Alicja, los nazis eran grandes amantes del arte y de noche se iban a la ópera dejando atrás el horror con el que fustigaban. Pero sí sé que para mi la música es imprescindible y necesaria y que tanto en la música como en los libros y en la escritura me he apoyado en mis momentos bajos. Y a la música recurro especialmente en los más duros. ¡Que se lo digan a los cirujanos!
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