Juntos, nada más

El gran mérito de esta novela no es su historia en sí. El gran mérito de esta novela está en su trío protagonista: Camille, Frank y Philibert. Todos ellos son personas a quienes la vida no ha tratado bien. Todos son personas con un pasado triste, un pasado que les impide disfrutar del presente. Todos se esconden y huyen, temerosos de que la vida les siga haciendo daño. Y cuando se conocen, todos, sin apenas darse cuenta, se convierten en imprescindibles para los otros.Y entre ellos se ayudan para coger el valor necesario para enfrentarse de nuevo a la vida.

Camille es el personaje principal. Es una chica culta que trabajo como limpiadora por las noches y que muestra tener un increíble talento para la pintura. Físicamente el rasgo más destacable es su extrema delgadez.

Frank es el inculto. Es ignorante, maleducado, mujeriego, malhablado... Siempre está cabreado y nunca tiene una palabra amable con nadie. Su primera reacción al conocer a Camille es considerarla un estorbo en su peculiar relación con Philibert. Y es que realmente tiene miedo de perder lo poco que tiene.

Philibert es el personaje más entrañable de la novela. Quizás es el menos real, pero es imposible no encariñarse de él. Siempre amable, siempre cortés,... Nunca tiene un gesto de enfado con nadie. Perteneciente a una familia de aristócratas venida a menos, su comportamiento galante es más propio del siglo XIX que del actual. Aunque a primera vista parece ser el personaje débil en la novela por su enorme timidez y su inseguridad, la verdad es que él es la tabla de salvación de Camille y también de Frank. Y es por él por quien se forma esta peculiar familia.

Otro gran personaje en la novela es Paulette, la abuela de Frank. Los años ya le están afectando y su nieto no tiene más remedio que ingresarla en una residencia, a sabiendas de que ella no quiere. Pero no tiene más remedio que hacerlo, ya que él es la única familia que le queda y no puede hacerse cargo de ella. Su trabajo de cocinero en el restaurante lo tiene atado de martes a domingo. Sólo los lunes puede visitarla y siempre está cabreado y cansado.

La trama principal de la novela gira en torno a Camille y Frank. Y esto es lo único que no me gusta de ella. Echo de menos a Philibert en muchas ocasiones. Sobre todo al final de la obra. Me hubiera gustado algún capítulo dedicado exclusivamente a él, por ejemplo, cuando retorna al castillo de sus padres para una reunión familiar. O también me hubiera gustado verlo trabajando, con su tartamudez, vendiendo las postales en el museo.
Todos son personas diferentes, cada una tiene sus propias peculiaridades y parece difícil la convivencia entre ellos. No parecen destinados a vivir juntos, pero, cosas de la vida, lo hacen. Y, para asombro de ellos mismos, tras unos difíciles inicios, comienzan a aceptarse y a entenderse, sobre todo Camille y Frank. Philibert no tiene problemas con nadie, su educación no se lo permite. Más tarde, por motivos que no voy a contar para no revelar mucho de la trama, Paulette se les unirá, completando así esta tierna pero extraña familia.
Pero a pesar de esta buena relación entre todos, el miedo sigue estando presente. El miedo a que todo lo bueno acabe. Y es que ninguno se cree todavía merecedor de tanta felicidad. El miedo hace que Camille se encierre en su propia burbuja y no quiera enfrentarse a sus sentimientos. Para evitar el dolor, para evitar el sufrimiento, se niega a vivir. Frank combate el miedo tratando a todo el mundo mal. Si no quiere a nadie y nadie le quiere, evitará ser dañado otra vez. Y Philibert, sin Camille ni Frank a su lado, es la persona más insegura y tímida del mundo. Necesita de sus amigos tanto como sus amigos le necesitan a él.

Y si la autora con estos tres personajes nos habla de las consecuencias de una niñez desgraciada, con el personaje de Paulette nos llama la atención sobre otra etapa de la vida: la vejez. Sufrimos con Paulette al verla perder la memoria, al verla perder su autonomía, su independencia. Estas son las tres cosas que más nos asusta perder cuando seamos ancianos. Y estas tres cosas son las que ella pierde. Pero todas las pierde con dignidad.

Y es que son tan grandes todos los personajes. Tienen tanta historia a sus espaldas que son el principal reclamo de este libro. Porque la historia que cuenta en sí no sorprende. Es totalmente previsible. Lo que importa son las conversaciones entre ellos, sus reacciones, sus sentimientos... Lo que realmente importa en toda la novela es que ellos están juntos, nada más.
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Releer. Leer dos veces. Volver a leer. Llámalo cómo quieras pero acostúmbrate a hacerlo. le sacarás más jugo a la lectura.

La primera vez que me enfrenté a esta obra dejó en mi un poso amable. La segunda, literario. La fluidez de la obra me impidió ver la corrección de la prosa en una primera lectura, quizá por eso no la reseñé en su momento.

En la segunda lectura aún mi mente conservaba restos cariñosos de sus personajes y recordaba, más o menos que son muchas páginas las que una lleva a sus espaldas, el argumento de la misma, por lo que prevaleció el análisis del cómo me lo contaba sobre el qué me contaba. Leí despacio, fijándome en cada palabra, en cada diálogo, en cada recurso que la autora usaba.

Descubrí, suerte lectora, que “Juntos nada más” es un mucho más que un libro bonito de esos que al cerrarlos dices: «me ha gustado mucho, sí». Esta novela no es un simple me ha gustado mucho. Esconde mucho. Leer para encontrar.
Ana Gavalda crea un micromundo único con personajes que ya no tienen nada que perder porque la vida, poco a poco, ha ido rascándoles todo lo que poseían. Por dentro y por fuera. Materia e inmaterial. Cuatro personajes en busca de una trama común que encuentran en esta obra delicada y sublime.

El lector conoce, de manera íntima, a Camille, Philibert, Franck y Paulette y los hace sin prisas. Poco a poco la escritora, que acapara la atención del lector desde las primera páginas, va presentado quién pudo ser y quién fue cada uno de ellos… Porque este trío que acaba en cuarteto son la parte indispensable de la obra. Camille y Phillibert. Camille y Franck. Franck y Philibert. La escritora juega de manera inteligente con estos papeles de tal forma que los tres son protagonistas y antagonistas entre ellos. Dependiendo de la escena alguien se apropia del papel principal. Alguien se enfrenta y da, en el párrafo siguiente, paso a un nuevo protagonista que acapara toda la atención de quién lee. Y así toda la novela.

Y esos tres personajes, tan diferentes entre ellos, tienen muchos puntos en común: poco sociales, traumas de infancia, familias desestructuradas, y un largo etc.

Esta novela me ha dejado un muy buen sabor de boca.
La historia consta de cuatro personajes , aunque tres de ellos tienen mas protagonismo.
La vida de Camille, Philibert y Franck hacen que se unan. Los tres son personas que han tenido una vida dura , y el encontrarse les hace muy bien, mas de lo que imaginan.
Tienen caracteres muy diferentes entre ellos , pero se complementan perfectamente.
Camille es la indiscutible protagonista. Tiene un rasgo que la caracteriza: su extrema delgadez. Es muy inteligente .
Franck es un chico malhumorado, pasota, borde...que no se abre con los demás como quisiera, pero ama a su abuela sobre todas las cosas.
Philibert es un chico tímido, tartamudea todo el tiempo. Es tan inteligente como Camille .Gracias a él los tres se conocieron.
El cuarto personaje es Paulette, la abuela de Franck. Una mujer que ha vivido mucho, pero que se siente sola. No lo hace aposta, pero su nieto sufre mucho por ella.
Esta lectura tiene todos los ingredientes necesarios: amor , dolor, amistad, respeto, solidaridad..., pero sí he observado que el romance ha sido muy pasajero, pues habia capítulos que no se apreciaba nada.
Es un libro muy extenso, pero con muchas emociones y sentimientos , que te hará ponerte en la piel de cada uno de los personajes, personajes que están muy bien desarrollados.
El capitulo final, no el epilogo, me ha encantado.

Este libro llegó por casualidad a mis manos y ha estado un tiempo en mis estanterías hasta que este verano me decidí a leerlo y, con lo que me gusta leer, no sé como no había leído antes esta historia tan maravillosa y no había escuchado nada de esta autora. Si he de describir en una sola palabra lo que ha despertado en mí los personajes que integran esta novela es ternura. Paulette, Camille, Frank y en especial Philibert me han parecido los mejores personajes para protagonizar esta novela y, a pesar de la cruda realidad que pesa a las espaldas de cada uno de ellos, no es una novela nada triste sino, al revés, de superación, de bondad, de respeto y, sobre todo, de amistad. A todo ello hay que añadir una forma de narrar nada farragosa, como a mí me gusta, y que ha hecho que me lea sus más de 500 páginas en muy poco tiempo. En definitiva, tierna historia y tiernos personajes.

Son más de 500 páginas que se van a leer fácilmente sobre la vida de personajes que se sienten como desollados vivos y que se cruzan y luego se pierden.
Son personajes marginados y entrañables que nos marcarán : Camille Fauque la anoréxica, Frank Listafier y su abuela Paulette que lo crió, Mamadou la colega de Camille y sobretodo Philibert el aristócrata que ayudará a Camille. Son personajes inolvidables y que suenan verdaderos.