El caso Wagner

"El caso Wagner" es una de esas rarezas que dejan en quien las lee un resabio de vísceras, lodazal humano y tendencias enfrentadas. «La psicología alcanza su máximo interés cuando hiede», asevera el asesino E. Wagner; y es irónico que esta frase extraída de su "Autobiografía" sea citada en este informe psiquiátrico que diagnostica su -así considerada por R. Gaupp- enfermedad mental.

La obra es un informe psiquiátrico sin más pretensiones que las del diagnóstico; pero su lectura resultará igualmente provechosa (hasta me atrevo a decir que "más provechosa" en algunos casos) para quien discurra los senderos de la creación literaria. La calidad de la prosa, la estructuración de los hechos, el trato imparcial hacia el asesino ("nuestro protagonista", cabría decir) y el respecto hacia sus obras escritas, que se citan con pulcritud y sentido: todos estos elementos manifiestan un insólito amor por la verdad y el conocimiento del alma humana, y en modo alguno se cae en el pecado (¡fácil pecado!...) de la marranada sensacionalista.

"El caso Wagner", en fin, se lee como una novela y nos ilustra el hondón a que debe enfrentarse el novelista que se lance a explorar el laberinto humano; y, además, se da la circunstancia de que Wagner era escritor profuso y esmerado, cuya relación con la literatura («todo psicótico se quiere escritor», señala F. Colina en el epílogo de la edición) es una de las puertas para entrar en su universo espiritual.

«Sagrada es la acción producto del delirio, y será olvidada y perdonada por el que todo lo sabe, pero ¿cómo podría justificarse la orgía de la razón?». E. Wagner.