Las calicatas por la Santa Librada

LAS CALICATAS POR LA SANTA LIBRADA no es un libro para cualquiera.

Esta novela historica basada en hechos reales es más un libro de autoreflexión que de misterio. Por un lado, el lector que no este versado en la epoca de la guerra y la postguerra más le vale tener a mano internet mientras lee para poder hacer consultas, porque si bien es cierto que hay notas y aclaraciones de autor a cascoporro tambien lo es que son insuficientes si quieres meterte de lleno en la historia. Por otro, como ya he mencionado de misterio tiene poco ya que a trazos lo va desvelando desde el principio del libro, a cambio te desvela la ironía de la sociedad española que por más que pasen los años seguimos tropezando con la misma piedra.

La historia cuenta la busqueda de una locomotora perdida (anda que no se perdieron cosas) de la noche a la mañana. Un alto cargo militar con ansias de escalar puestos decide mover roma con santiago en plena postguerra y vuelvo locos a sus subalternos hasta su absurda aparición. Entre estas pesquisas o calicatas surgen una serie de idas y venidas de personajes y lugares que en su mayoría no aportan absolutamente nada a la trama pero si al retrato con sorna, con mucha sorna de la sociedad española de la época y sus formas de vivir o sobrevivir.

La historia de esta novela es un poco como su argumento, la búsqueda de una locomotora desaparecida y la búsqueda de un editor para la novela. Finalista absoluta del premio Azorín de novela en 1998, la editorial Planeta no quiso publicarla, con escasa visión comercial añado, de manera que han tenido que pasar veinte años para que una editorial se atreviera a publicar, con algunas correcciones, esta novela monumental.

Con la excusa de la búsqueda de la locomotora, Gastón Segura escribe una novela coral, los personajes desfilan por sus páginas y van añadiendo historias a lo que es la verdadera historia, un retrato de España en la inmediata posguerra. Es de resaltar el magnífico dominio del lenguaje del autor, distintos narradores desfilan por las páginas y todos ellos tienen una voz propia. Es de esas novelas que tienes que leer con un diccionario al lado, para captar el significado de muchas palabras hoy en desuso, pero que junto con un estilo muy peculiar hacen la lectura de este libro algo distinto y muy gratificante.

En primer lugar agradecer a Babelio y a Drácena la oportunidad que me han ofrecido de disfrutar de un libro magnífico.

Un historia que, bajo el pretexto de la búsqueda de una locomotora en la inmediata postguerra española, traslada al lector no solo a la postguerra sino también a los años previos y la propia guerra; viviendo desde un punto de vista humano a los civiles y sobretodo a los militares donde por encima de las ideologías políticas y la disciplina militar se hayan las personas.

Un lenguaje que me ha recordado a "El Quijote" o Juan Ramon Jimenez en "Platero y yo" me ha hecho disfrutar de cada frase y cada párrafo haciéndome perder en la dulzura y picardía de las frases y las palabras llenas de dobles significados. Cierto es que he necesitado leerlo junto con un diccionario ya que el autor nos deleita con preciosos vocablos en desuso o localismos. Toda una belleza de lenguaje.

"Era una astracanada verrionda, ligada a la llegada de las apóstoles del amor libre, y por tal razón, doña Sagrario solo se la relataba cuando los licorcitos le descorsetaban el pudor."

"La Pascuala en cuestión había sido antigua doméstica del deán de la catedral y por demás santurrona, pero cuando conoció la nueva doctrina del amor libre, sufrió, como los demás, una fervorosísima conversión; y oficiando una de las liturgias del nuevo credo, la Pascuala había desfondado una mesa de billar en la Cinegética."

Cierto es que a lo largo de la narración aparecen relatos que poco aportan a la trama principal pero que retratan la sociedad de la época con cierto sarcarmo y crítica; y que le dan sentido a la obra.

Es un libro para disfrutarlo página a página, saborear las pequeñas historias y el delicioso lenguaje usado. No hay prisa por llegar al final, este libro es como la vida misma lo importante no es el final sino el camino, y este camino es bellísimo.
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