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Cranford es una lectura maravillosa, como una merienda de té y tarta con las amigas de la infancia, una tarde de compras tranquila con ellas o una escapada juntas de fin de semana. Es calidez, cariño, intimidad y muchas risas. Cranford es una exquisita secuencia de vidas enredadas por la amistad, la casualidad, el amor y el tiempo. Fluye de una historia a otra sin esfuerzo y en ningún momento cansa. Es una prosa ligera pero certera en la expresión de las emociones, los pensamientos y las relaciones. Pese a hablar de las vidas en un entorno concreto, en una época concreta y con unos usos de una clase social muy marcada no diría que es una novela costumbrista sencillamente, creo que es una novela de un tema absolutamente universal: la amistad y la convivencia. Y es un libro auténticamente femenino y feminista; y qué quiero decir con lo de la autenticidad, quiero decir que no es un feminismo de cartel. Cranford es fundamentalmente una comunidad de mujeres que eligen vivir en solitario, no solas, y que se manifiestan orgullosas de su independencia y sin rasgo de complejo o de aversión al hombre. Un perfecto entendimiento de quienes son y de la propia diversidad de su género. |
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