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Crítica de Yani


Yani
16 October 2018
Volví a incursionar en la novela romántica histórica. Tiene características de novela romántica escrita durante el siglo pasado y de Historia, muy poco. Lo cierto es que entretiene por momentos y se lee rápido debido a la escasez de elementos para procesar: las descripciones, la profundidad psicológica, las discusiones insulsas y hasta las escenas de cama son pobres. Pero hey, fue divertido pensarlo con un cast en mi cabeza.

No repongo argumento porque la sinopsis es clara y tampoco hay que escarbar tanto. Ya sabemos que el problema de la historia es que Gillian corre peligro, se mete en un clan escocés y ahí conoce a un laird buen mozo y fuerte llamado Brodick. No pidan más características porque no las hay, salvo que la prepotencia, la sobreprotección y los celos sean de interés público. Y Gillian, pobrecita la inglesa que se mete en la boca del lobo, va a tener que lidiar con todo eso porque se enamoran al instante. Anastasia Steele sería un clon de la protagonista (como para dar una idea).

Un cincuenta por ciento del libro me generó repugnancia, un veinticinco rabia y el otro veinticinco risa. Sé que es sólo un libro, pero sentí que el contexto histórico estaba justificando las actitudes brutales de los hombres y la sumisión de la mujer porque (oh, pobres cristianos) ellos sólo quieren protegernos. Fantasía machista si las hay. Gillian las tiene todas: no puede resolver un maldito problema sin meter al interés amoroso en el medio, soporta golpes (no de Brodick, diré a su favor) y patadas sin protestar, dice “te amo” porque se lo ordenan, siente culpa por cualquier tontería (hasta por haberse puesto un vestido bonito). La mirada sumamente ingenua y enamorada de Gillian no le permite poner las cosas en perspectiva. Mujeres así hubo, hay y habrá, pero no me gusta encontrarlas en historias como estas y con ese tono condescendiente. Recuerdo haber leído otras novelas románticas en donde la protagonista sí valía la pena, como en Ángeles negros. Me causaron gracia, por otro lado, las oraciones tontas con las que se describía ese amor, por ejemplo:

"Quizá pudiera hacer como si no hubiese sucedido, pensó mientras se pasaba los dedos por los labios y dejaba escapar un largo suspiro de arrepentimiento".

Es hilarante porque está en ese modo durante toda la novela. “Oh, no, no puedo amarte, tendré que partir en cualquier momento, no puedo… pero mientras tanto quiero besarte y que me poseas y blablabla”. Ese es mi resumen.

Como ya dije, el contexto histórico está desdibujado. Abarca desde los últimos años de reinado de Ricardo I (el que se conoce como “Corazón de León”) y los primeros de Juan I (“Sin Tierra”), que no fueron muchos. Por los datos que da Gillian, están en 1207 o 1208. La trama pasa por una caja que contiene restos de Arianna, una de las amantes (ficticia, hasta donde sé) de Juan, y él está desesperado para que se la devuelvan. Alford es el barón que le exige a Gillian que le revele el lugar en donde está la caja, pero por una cosa y la otra ella no está segura. Las explicaciones y las resoluciones de dicho conflicto se dan en cuentagotas, con poca profundización. Sentí que la autora decidió que a los lectores no nos iba a importar esa parte, ya que estaríamos todos suspirando por la ridícula relación entre Gillian y Brodick. Ja- ja- ja.

Como me estoy extendiendo demasiado, intentaré salvar algo del libro en un solo párrafo. Me hubiera gustado ver más de Ramsey y de Brigid, que son dos personajes muy agradables y definitivamente más interesantes que los protagonistas. Ahí donde están las fallas de la pareja principal, está la potencial historia de amor entre los secundarios. Como se dice ahora, los shippeo. Y cuando una shippea, ya no hay vuelta atrás. Algunas interacciones entre otros personajes secundarios (no necesariamente hombre- mujer) me resultaron entretenidas y me causaron cierta simpatía, pero no mucho más.

Me voy con el corazón roto porque de verdad quería que el libro me encantara. No soy especialista en este género y no suelo elegirlo y, sin embargo, no me molesta leerlo. Tal vez encuentre algún día a alguien que elabore las historias de forma decente y que no se limite a retratar una relación intempestiva, forzada y dependiente entre dos personas.

Bonus track: detesto a Alec. Qué niño tan pesado…
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