Deseo Rebelde

Me gustan las historias de romance ambientados en otra época, aunque sean pequeñas, aunque sean cortas, aunque sean rápidas, pero esta lo único que me ha trasmitido son carencias. Dos personajes que podrían haber dado mucho y que no me han dado nada. No es por el instant love, que a mí no me suele molestar; no es por la atracción o deseo por encima del enamoramiento, ya que ellos, para mí, no se enamoran, realmente; no es porque ella esté totalmente fuera de su época (principios del siglo XIX), ya que la educación en las colonias no justifica todo; es más porque toda la trama, toda la estructura, carece de atractivo. La pequeña intriga que atesora, no lo es tanto, ya que desde el primer momento en que aparece su nombre, yo ya tenía la seguridad de saber quién estaba detrás de todo.

No me ha calado la aventura que viven los protagonistas. No la he disfrutado. A solo cincuenta páginas para terminar, no me interesaba lo que me estaban contando.

Me sorprende en una escritora que sabe cómo construir los personajes haya creado a dos protagonistas impredecibles y sin justificación; ella recrimina, cuando a ti no te encaja el porqué lo hace; él se comporta de una manera estúpida.

Nada. No le he sacado nada bueno a esta lectura. Ha sido toda una decepción. Respeto que a otros lectores les haya gustado. Supongo que me esperaba una historia romántica y me he encontrado una llena de clichés no bien llevados.

Hacía años que no leía a Julie Garwood y he vuelto a reencontrarme con la autora estadounidense con Deseo rebelde, una de sus novelas históricas.
Caroline regresa a su Inglaterra natal, después de pasar la mayor parte de su vida en Boston, con la familia de su tío, y nada más pisar suelo inglés se tropieza con el duque de Bradford.
Desde el primer instante, queda claro para el lector que Caroline Richmond no es una joven al uso. Sin embargo, en mi opinión, Julie Garwood no ha sabido explotar al personaje ni aprovechar el toque de intriga que plantea, resolviéndolo deprisa y corriendo, cuando sería uno de los aspectos más interesantes de la trama. Y, para más inri, sin explicar bien por qué ocurre todo.
La pareja protagonista no está mal, aunque a mí me ha gustado mucho más la que forman Charity y Paul (la escena de su reencuentro no tiene desperdicio).
Desde que empecé la lectura de Deseo rebelde, tuve la impresión de que la novela seguramente formaba parte de alguna serie, por mencionarse numerosas anécdotas y datos de la vida de Caroline y su bostoniana familia —y el modo de hacerlo— pero, pese a que busqué información al respecto, no conseguí descubrir si era así o no.
El libro es bastante entretenido, aunque no pasa de ahí, ni siquiera por la presencia de Charity y Milford, quienes —con sus ocurrencias— le dan cierta vidilla.

Me ha aburrido mucho, los personajes son un dolor de cabeza. El romance es a primera vista y aunque da la impresión de que la protagonista va a ser de armas tomar en cero coma baila a los pies del personaje masculino. Bradford es un machito egoísta que solo se ha encaprichado de Caroline porque es bonita, además deja claro que solo quiere jugar con ella y luego abandonarla pero luego no quiere que los demás hombres la tengan. La relación es enfermiza y desesperante. Para lo corto que es el libro me ha costado bastante terminarlo.