Reencuentro de personajes

Novela escrita en 1982 por la periodista, dramaturga y narradora mexicana, Elena Garro, a quien, como a muchas otras escritoras de su época, la historia y la tradición literarias, totalmente machistas, opacaron y dieron la espalda. Es cierto que su nombre y su obra en los últimos años han sido rescatados pero no dejan de hacerlo desde el mismo ángulo al poner como tarjeta de presentación el ser ex-esposa de Octavio Paz o decir, como pasa en la contratapa de este libro que la novela "germina del odio que Elena Garro le profesó desde su divorcio y de la forma más irritante posible a su ex-marido, el Premio Nobel Octavio Paz" cosa que aunque pueda ser cierta y en algún punto interesante, dice mucho de la imagen que se construye alrededor de la escritora, de quien se podría decir otras cosas como que se le considera una de las precursoras del Realismo Mágico o decir que obtuvo varios premios, entre ellos el Xavier Villaurrutia y el Sor Juana Inés de la Cruz, por poner un par de ejemplos.

Dicho esto, podemos concentrarnos en la novela, en esta historia que de principio a fin se lee como si estuviésemos dentro de una pesadilla o ante una película de suspenso que transcurre lentamente, con pocos diálogos y en blanco y negro. Se trata de la historia de Verónica quien recorre con Frank, su amante, varias partes de Europa, en el más absurdo anonimato, durmiendo en habitaciones separadas, con la eterna sensación de estar huyendo, de haber escapado, ella de su matrimonio y él de haber cometido un asesinato. La relación entre estos dos personajes es áspera, pasiva y violenta, Verónica rechaza y teme a su amante, quiere dejarlo pero no sabe cómo hacerlo; Frank, en cambio, tiene el poder y ese poder radica en la humillación, en la dependencia y en el dinero. Verónica parece no tener nada, salvo la terrible sensación de ser cómplice, sin saberlo ni haberlo querido, de un crimen. En un punto ella logra escapar pero él la encuentra y continúan su extraño, oscuro y desesperante viaje. Frank le confiesa haber sido amigo de Francis Scott Fitzgerald y de su esposa Zelda y descubre que el escritor estadounidense tomó a Frank (quien parece haber cometido más de un asesinato) para crear algunos de sus personajes, es aquí cuando Verónica vuelve a planear su escape y a desenmascarar a su amante, buscando pistas sobre él en los personajes de Suave es la noche y Retorno a Brideshead, escritos por Fitzgerald.

Oscura, onírica y desesperante es la atmósfera de esta novela en la que una mujer, más allá de los crímenes y de la trama casi policíaca presente en la historia, vive sometida en una relación con un hombre cruel e inseguro. Depende de él y acepta, en silencio muchas veces, el desprecio y el maltrato de quien debería ser la personificación de la pasión y del cariño, ni siquiera del amor que simplemente no está a su alcance, ni el amor romántico (que se destruye constantemente en la novela) ni el amor propio (que el personaje femenino sin saber dónde, busca). Aunque hay pasajes en los que Verónica deja de ser víctima y pasa a ser verdugo, juega con el poder, cambia de roles, la maltratada aprende del maltratador y él pasa a ser, en esos momentos, como un niño ingenuo e indefenso a quien hay que decirle todo lo que debe y puede hacer.

Reencuentro de personajes, es una novela bastante experimental en cuanto a su narración, existencial por las reflexiones que se mezclan con la trama y absolutamente perversa en su conjunto. Es una novela que se defiende por sí sola, como toda gran literatura.

Desde el comienzo de Reencuentro de personajes se puede observar la atmósfera agobiante y violenta en la que vive la mente de Verónica, con el paso de las líneas se ve que no es sólo un estado mental, sino una realidad.

El inicio nebuloso no desaparece en ninguna de sus páginas, o al menos yo no he podido deshacerme de la sensación de que estaba leyendo a duras penas tras la borrosidad del ambiente.

Me interesaba este texto para poder analizar el odio que decían que se palpaba en él. El odio de Elena Garro a su famoso (ex)esposo, Octavio Paz. No puedo afirmar que se trate de eso, puesto que implicaría conocerla personalmente, pero sí que puedes sentir cómo cada palabra es escupida (y esculpida) con furibunda precisión

Desde luego si queremos identificar a las personas con la vida real podemos decir que Elena Garro fue una superviviente emocional, el mundo de Verónica es una sucesión de miedo, amor, odio, deseo, decepción, esperanza y asco. Y cada acción de Frank es analizada, respondida y dudada, mientras que el resto de los personajes permanecen en un rango de odio, pena y simpatía.

Es complicado definir el libro sin repetir lo que nos cuenta la propia epiloguista, Marta Sanz. Magistral epílogo para una libro magistral. Impecable y conciso. Ha sido como tener las respuestas a los juegos y comprobar si has acertado en tus deducciones. Mis felicitaciones a la editorial por tener un epílogo en lugar de un prólogo, estos últimos te predisponen en tu lectura (para eso sirven) y por eso suelo saltármelos.

Como las fuentes y teorías literarias están perfectamente contadas en él, me permitiréis un ligerísimo apunte argumental. La lectura de este libro es un viaje a dos niveles. Como ya hemos comentado la psicología que envuelve a los personajes tienes sus propias idas y venidas, pero estas influyen en el viaje físico de Verónica.

En este punto el tiempo y el espacio parece que se contradigan pues ciudades como Venecia o París, la propia Florencia, te hacen pensar en un tiempo (muy) pasado en el que la gente bien pasaba meses de un lado a otro, visitaba amigos de su clase y no se preocupaban por nada, puedes imaginarte un mundo en los años 20 (del siglo xx), sin embargo el vocabulario de los personajes y de la voz narradora no se corresponden a esa época idílica, pues la oralidad de los personajes se corresponde con la época en la que se publicó el libro, los años 80 —también del siglo xx—, y vuelves a épocas pasadas con un estilo detectivesco ante la muerte con el casi estabas esperando que apareciera Poirot en algún momento, pero nuevamente el vocabulario te aleja de lo misterioso para hundirte en la bruma que te envuelve desde el principio.

Paloma E. Albarracín
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Leereste libro me ha provocado una extraña sensación, que haga que no tenga muy claro cuánto me ha gustado. Es cierto es que es un libro muy bien escrito, en el que la autora crea una atmósfera y una historia tan asfixiante, con una carga de locura y engaño tan grande, que por momentos me sentí igual de perdida que la protagonista. Me ha gustado mucho como ha recreado la soledad de la amante, así como el desprecio y el dolor que somos capaces de aceptar si nos lo causa la persona amada. Y como, a pesar de ser conscientes de ello, nos falta la esperanza y la valentía para huir de lo que los hace daño, dejar todo atrás y empezar de nuevo. Me ha gustado también como retrata a Frank, mostrándonos su degradación moral y sus brotes violentos, su cobardía y su egoísmo, el chantaje y la manipulación a la que somete a todos a su alrededor. Lo único que no me ha gustado, y por lo que no he llegado a conectar plenamente con el libro, es porque me ha dado la sensación de entrar en una historia ya empezada, de la que me he perdido el principio y por eso no llego a entender bien ni a empatizar plenamente con los personajes, porque no sé de dónde vienen.
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