Aprendimos que la vida no es blanco o negro sino más bien un arcoíris. Que de pronto y sin motivo te puede golpear y que esos golpes pueden ser muy fuertes, pero que tú puedes decidir si te rindes o te dejas morir o te levantas y sigues adelante. Y lo más importante: que la vida y la muerte están siempre mezcladas, y que los finales más tristes se pueden convertir en hermosos comienzos. |