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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
16 August 2021
Liza es una chica de diecisiete años cuyo sueño es ser admitida en el MIT, una prestigiosa universidad, para estudiar arquitectura. Buscando inspiración en el Museo de Arte de Nueva York para un trabajo se topará con Annie, una chica alegre, divertida y con un punto infantil que enseguida atraerá su atención y con quien iniciará una conversación que las llevará a convertirse en mejores amigas. A partir de ese momento se volverán inseparables y comenzaran a pasar mucho tiempo juntas, por lo que pronto se dan cuenta de lo bien que encajan, de todo lo que tienen en común y de lo a gusto que se sienten la una con la otra. Por eso, cuando Liza se percate de que sus sentimientos por Annie van más allá de lo que deberían, no puede evitar asustarse ante su propia intensidad. ¿Qué pasaría si lo que siente por ella no es solo amistad?

Tenía muchísimas ganas de adentrarme en una novela donde la relación principal fuera sáfica porque aunque me encantan las parejas gays, siento que no se le da suficiente relevancia ni protagonismo al amor entre chicas, algo que me parece terrible (a la par que comprensible porque es evidente que dos chicos venden mucho más). Honestamente, cuando empecé este libro tan solo esperaba una relación cuqui entre dos muchachas adolescentes, pero me encontré muchísimo más. La historia está narrada desde el punto de vista de Liza por lo que podemos ver cómo poco a poco se va enamorando de Annie y los estragos que este descubrimiento hacen en ella. En el momento en el que está ambientada la novela (fue publicada por primera vez en 1982), el amor entre personas del mismo género es poco más que una aberración por lo que no será fácil que Liza se admita a sí misma lo que siente. Sobre todo porque ella nunca ha tenido ningún indicio de que pudieran gustarle las chicas, lo que hace que su aceptación sea aún más difícil. Para más inri, sabe que sus sentimientos no van a ser comprendidos y, al mismo tiempo, tiene miedo de lo que pueda pensar la propia Annie. Ambas chicas se enfrentan a su sexualidad desde dos perspectivas diferentes y este contrapunto le da mayor interés a la historia y hace que el lector pueda adentrarse mejor en dos formas distintas de afrontar el hecho de que les guste alguien de su mismo sexo. Por un lado, tenemos a Liza que es la que más tiene que batallar para asumir que le gustan las mujeres. Su proceso de autodescubrimiento es lento y lleno de miedo, miedo ante el qué dirán y cómo reaccionaran los demás y sobre todo miedo hacia sí misma porque debido a los prejuicios no puede evitar pensar que sus sentimientos son erróneos. Además, tiene reflexiones muy interesantes al respecto, tratando de entender por qué lo que ella percibe como algo hermoso (estar enamorado de Annie) a su vez le parece tan "antinatural" e incorrecto. Normalmente, al menos en las novelas que he leído yo con personajes LGTB, aunque los protagonistas pasen por este proceso de autodescubrimiento no suele ser tan traumático, en el sentido de que los problemas de no ser hetero suelen venir del exterior, no del propio protagonista. Sin embargo, aquí Liza es la primera que tiene muchos prejuicios al darse cuenta de que es lesbiana y ver su propia deconstrucción ha sido de lo más interesante de la novela.

Por otro lado tenemos a Annie. Como ella explica, llevaba tiempo intuyendo que no era hetero y que sentía atracción por las chicas, pero no fue hasta conocer a Liza y entablar una amistad tan cercana con ella que no confirmó sus sospechas. al contrario que para Liza, para Annie no es tan problemático aceptar sus propios sentimientos y será ella la que "tire" de su relación y la que lo exprese con más naturalidad. Me ha gustado mucho ver el contraste entre ambas y cómo se ayudan y se enfrentan a sus sentimientos y a su construcción de pareja. Asimismo, de entre todos los mensajes tan bonitos que transmiten, quiero destacar uno que no suele verse en novelas juveniles de romance y es que tanto Liza como Annie tienen sus propios sueños y para realizarlos tienen que separarse. A pesar de ello, en ningún momento deciden renunciar a ellos por la otra ni tampoco se piden mutuamente que lo hagan para seguir juntas. Tienen claro que se quieren y que quieren estar juntas, pero también saben que su amor no debe ser un impedimento para no cumplir sus metas, aunque tengan que estar lejos para ello, y eso es algo que he apreciado mucho porque por lo general en esta clase de historias suele pregonarse lo contario.

Otro tema que toca la autora y que también ha sido de mis favoritos es el sexo. al igual que he comentado acerca de que en otras novelas LGTB que he leído no se profundiza demasiado en los prejuicios que puedan tener los propios personajes del colectivo al descubrir que lo son, en lo referente al sexo normalmente su trato también queda en la superficie, tocando los clichés típicos de la primera vez que uno se enfrenta a ello. No obstante, en esta ocasión contamos con el factor de que a Liza tener sexo con una mujer le parece repulsivo por el simple hecho de que todavía es incapaz de gestionar que le gustan las mujeres, por lo que por más que se sienta atraída por su novia y quiera llegar a un nivel mayor de intimidad, en el fondo le repele ir más allá de los besos porque no deja de sentir que está mal, que es incorrecto a muchos niveles. Así pues, esta novela es mucho más que un romance lésbico; la autora pone sobre la mesa un montón de temas que por ahora suelen pasar bastante desapercibidos en libros dirigidos al público juvenil y que me parecen muy importantes y no entiendo por qué no se tratan más. También es de especial relevancia el hecho de que, pese a ser ficción, está basada en las vivencias de la autora, lo que ayuda a que llegue todavía mejor al lector y podamos entrar con fuerza dentro de sus páginas y empatizar con los personajes, sus pensamientos, sentimientos y experiencias.

Además de Liza y Annie también hay muchos más personajes relevantes en esta historia sin los cuáles no sería la misma. Quiero destacar a dos de las profesoras del instituto de Liza, Ms. Stevenson y Ms. Widmer, de quienes no puedo contaros mucho porque es mejor que las descubráis por vuestra cuenta, pero sí me gustaría deciros que ojala todos los institutos tuvieran maestras como ellas porque serían un lugar mejor. En cuanto a la estructura del libro, se divide en la narración del presente con una Liza adulta que le escribe cartas a Annie y la narración del pasado, donde se nos cuenta cómo se conocieron e iniciaron su relación. La pluma de Garden es dulce y destila inocencia, igual que sus protagonistas y su forma de comportarse y ver el mundo. Es un estilo muy simple y bonito que acuna a la perfección la historia que le está transmitiendo al lector. Debo decir que Annie en mis pensamientos te hace sufrir, y mucho, debido a ciertos acontecimientos nacidos de la intolerancia. Pero, aun así, lo importante es quedarse con el mensaje positivo: que el amor que se profesan es mucho más fuerte que el odio que reciben por ello.

Annie en mis pensamientos es una obra que hay que leer, especialmente si disfrutáis de las novelas con representación o si queréis leer específicamente una historia de amor protagonizada por dos mujeres. Es dura, sí, pero al mismo tiempo deja una sensación cálida en el corazón que seguro que permanece con vosotros por mucho que pase el tiempo.

Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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