Quereos como a nadie, para después poder querer a alguien que aprecie también lo únicas que sois.
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Quereos como a nadie, para después poder querer a alguien que aprecie también lo únicas que sois.
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La gente que aporta color a la vida no debería nunca vivir en penumbras.
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Sentirte pequeña delante de alguien, puede significar que la otra persona se crea más grande que tú.
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Cuando las cosas de verdad se ponen difíciles a tu alrededor, te das cuenta de que solo se lucha por lo que merece la pena.
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Nos falta gente positiva y nos sobran cotillas alrededor.
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Crecí en una época en el que las niñas aún consideraban más divertido saltar a la comba en el parque que mirar su Instagram [...], cómo cambiaba hojas de cartas con olor con otras amigas [...] Si le gustabas a un niño, normalmente se metía contigo más que con el resto y tú le insultabas y corrías a contarle a tu grupo cada palabra que te había dedicado. Tus padres aún podían pasar a buscarte a la salida del colegio y si algún día se retrasaban porque su jornada laboral se alargaba, te marchabas con la mamá de otra niña que fuese en la misma dirección. Sin miedos y sin preocupaciones. [...] Si te pelabas las rodillas, tu madre te daba un beso y un bote de mercromina y a correr. Volver a casa sin alguna herida de guerra y la ropa impoluta significaba que no habías aprovechado bien la tarde. |
No quería entender que el mundo no se para por nadie.
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Quienes solo tienen voz, cantan con la garganta. Pero quienes tienen alma, lo hacen también con el corazón.
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Cuando sales de tu zona de confort, cuando te arriesgas un poco, experimentas cosas que no sabías que querías sentir.
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A fin de cuentas…soy la relación más larga que nunca tendré. Más me valía gustarme y quererme, entonces. Y así aprendí a amarme por encima de todos. A enorgullecerme de mis pequeños defectos físicos, que me diferenciaban de los demás. A potenciar mis cualidades y a sentirme feliz con mi cabezonería. A gritar al mundo que soy feliz, porque estoy bien conmigo misma.
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Gregorio Samsa es un ...