Miedo a los perros que me han dicho que no muerden

En éste original poemario descubrimos la poca rutinaria jornada de su narrador, desde el inicio de la mañana hasta el fundido en negro de la medianoche. Cada sección va acompañada de poemas de distinta temática, ajustándose de algún modo al capítulo que los antecede. A su vez, hay originales ilustraciones y conversaciones de whatsapp que ilustran algunos escenarios y se cuelan entre unos textos y otros. Para ellas ha contado con la fantástica mano de la ilustradora Naranjalidad, una de mis favoritas por lo inconfundible de sus trabajos. Es alegre, vital, lleno de sentimientos y con una presentación inmejorable por todo lo que os acabo de enumerar.

En cuanto al autor, es la primera vez que leo algo de Javier García Rodríguez. Es prosa poética, con temas cotidianos, dedicatorias, reflexiones... que si el doble check azul, los titulares de la prensa, las películas, análisis filosófico... y van pasando las horas, unos temas ceden paso a otro, de la calma a la incertidumbre, de la dejadez a la desazón. El miedo está ahí aunque no queramos verlo, pero siempre estamos preparados para plantarle frente. Ese es el mensaje.

Muy, muy ameno, aunque imagino que si no sois aficionados a la prosa poética posiblemente no lo disfrutaréis. Aún así, merece mucho la pena aunque sea por sus ilustraciones, aunque en mi caso personal he disfrutado de ambas y estoy convencida de que, si el autor repite, yo repetiré con él.

Tapa dura, sin sobrecubierta, con 133 páginas y 11 capítulos. Como anécdota el título, "miedo a los perros que me han dicho que no muerden", es uno de los versos del poema Miedo, de Raymond Carver.

Un libro con el que enfrentarse a todo lo que nos han dicho que nos debe asustar, pero aún no, es temprano, ha salido el sol y tenemos ganas de bailar.