Con fin a dos

Mascarillas y aplausos
Jorge lleva unos meses fijándose en ella, pero quién le iba a decir que sería la pandemia, el día uno del confinamiento, cuando se presentaría su oportunidad. Cris es una chica que se ha hecho fuerte a base de golpes, por ello el sarcasmo y la ironía surgen de ella como si respirara. El día que, cargada con la compra para aguantar esos primeros días de confinamiento, se encuentra con Jorge, su vecino, y cruza con él más de dos palabras, se encontró con la horma de su zapato.
Este cruce de educación vecinal será el que dé pie a nuestra historia de hoy, la historia de cómo Jorge y Cris comienzan a conocerse durante la cuarentena por el Covid. Él, reservado, educado y comedido; ella, directa, irónica y una alborotadora nata; ambos, dos personas que ante la soledad de la pandemia empiezan a compartir sus preocupaciones y quehaceres para poder sobrellevarla un poco mejor.
La novela me ha gustado bastante porque creo que nos relata una historia de enamoramiento que, aunque en un principio parece un poco rápida (es decir, como con mucha intensidad para los pocos días que pasan), también tenemos que reconocer que la situación provoca que estos sentimientos se intensifiquen. al fin y al cabo, ante el miedo a la soledad la compañía es nuestro oxígeno. Sin embargo, como decía, aunque parece casi un temido instant love, en realidad los sentimientos se van forjando poco a poco a lo largo de esos cuarenta días. Días en los que, por cierto, no podremos dar nada por supuesto en este enamoramiento, ya que tendrá sus altos, sí, pero también sus caídas en picado.
El complejo tramático
Sin embargo, a pesar de que la historia principal me encanta, hay una subtrama que no me ha terminado de enganchar. Creo que la trama que se desarrolla con uno de los vecinos no ha aportado mucho, la verdad. La resolución, un poco por chiripa, me ha parecido forzada, al igual que la inclusión de un personaje final para reforzarla. Para mí la novela sería perfecta sin esta subtrama.
Además, y en este sentido, como algo que me ha gustado mucho y que me hubiera gustado que hubiera tenido más desarrollo (¿quizá como sustitución a la trama del vecino?), encontramos la historia con el exnovio de Cris. Normalmente, sufro los reveses que se dan en las novelas, pero este me ha tenido pegada a las páginas sin aliento. Creo que hubiera tenido más peso, que nos hubiera ayudado a conocer más a Cris y que hubiera servido para dar esas explicaciones sobre el trabajo de Jorge.
Unas personas en un edificio cualquiera
Por su parte, a nivel de personajes, como adelantaba más arriba, la historia me ha gustado, ya que tanto Cris como Jorge tienen muchísima personalidad. El desarrollo de personajes se ha ce de manera muy interesante y curiosa, ya que en él prima la autenticidad y el juego frente al postureo y la intención que podemos encontrar en nuestro día a día.
Sin embargo, reconozco que la ambientación me ha gustado menos. Aunque la novela me ha gustado, han sido muchas las veces en las que me he preguntado si esta historia realmente se podría haber desarrollado en otro momento que no hubiera sido la cuarentena y me da la sensación de que sí. El hecho de que las medidas de seguridad sean obviadas por los protagonistas en su relación hace que al final lo único que se nos ofrezca del confinamiento sean los aplausos a los sanitarios a las ocho y el hecho de que ella esté en casa todo el día (que bien podría deberse, por ejemplo, a estar en el paro). En este sentido, como novela que sucede en la pandemia, no me ha convencido mucho.
Gusto al leer
El estilo de la novela me parece una delicia, ya que el autor utiliza el lenguaje culto justo cuando toca, vamos a decir que encontramos una pedantería amable. Creo que es de las pocas novelas que he leído en años donde he sentido que me enriquecía lingüísticamente el leerla y eso es un gustazo. Pero más allá de esto, la novela es sencilla y nos permite hundirnos en sus páginas y pasarlas con avidez para saber qué va a pasar, porque puede parecer que una historia entre dos que se empiezan a querer no es emocionante y, sin embargo, el autor lo consigue gracias a su estilo.
Por otro lado, como os decía más arriba os la recomiendo, porque me ha gustado, aparte de por ese fuego lento, los personajes son una pasada en cuanto a su personalidad, terminaremos encariñándonos con ellos y siempre nos quedará el anhelo de cómo continuaron a partir del día cuarenta y uno. Espero que os animéis con ella.

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