Abecedario de lector

En el prólogo, el autor advierte que es un libro subjetivo y admite que los nombres aportados quizás no le interesen al lector o que este discrepe del criterio razonado, como es lógico en cualquier selección, y apunta que “de lo que se trata es de refinar un gusto propio y todo gusto es, en definitiva, arbitrario, por mucho que trate de afianzarse sobre criterios objetivos y comparativos”. Irónico en ocasiones, García Ortega elogia sin mesura a Walter Benjamin (aunque no revela la quintaesencia de su filosofía), rechaza que Platero y yo de Juan Ramón Jiménez se adscriba como literatura infantil, ensalza Autobiografía en rojo de Anne Carson reciente Premio Princesa de Asturias de las Letras, equipara a Martín Casariego con J. D. Salinger, afirma que Dostoievski “más que leído es recordado” pero no explica el motivo, considera Moby Dick su “biblia laica”, asegura que Finnegans wake es una novela “que resulta imposible de leer más de dos minutos seguidos”, sostiene que “no leer a Joyce es perderse la Literatura pero también perderse el placer del juego y el gozo de la ironía”, descubre quién es Nixx y nos enseña qué es un Xraf, logra crear una entrada a Valle-Inclán sin mencionar ni el esperpento ni su teatro, define La conjura de los necios como “la comedia dickensiana escrita por un Flaubert desatado con la inventiva feroz de un Swift y la estructura desafiante de un Perec”, tilda de “insufrible” y novelista para pedantes” a Thomas Pynchon, cifra en 18 meses el tiempo que uno tarda en leer En busca del tiempo perdido, reivindica a Fernando Quiñones cuentista. En este libro que es un diccionario personal, Invierno es una entrada a modo de mero resumen argumental, pero efectivo, porque da ganas de leer a Perec, la entrada de Fernando del Paso no aporta nada nuevo y hay otras entradas, como Europa y Examen que no tienen vinculación con la lectura. Estamos, por lo tanto, ante un libro irregular, que ya se publicó por entregas en El Norte de Castilla y que parece una continuación de su primer ensayo, Fantasmas del escritor. Aunque tiene páginas valiosas, quizá no convenza a los lectores exigentes de su subtítulo.