Yerma

“Yerma” es la segunda obra que leo de Lorca y al igual que me pasó con “La casa de Bernarda Alba”, me transmitió una angustia importante por lo sofocante que resulta el que toda la escena ocurra en un mismo lugar y con un personaje como Yerma, obsesionada por su deseo de ser madre y la frustración de no poder tener hijos y sentir el “fracaso” por no poder cumplir con el único deber que se tiene cuando eres mujer.

Otro punto en común con “La casa de Bernarda Alba” es que se encuentra ubicada en un pueblo pequeño y rural donde los chismorreos vuelan y el estar en boca de los vecinos supone una vergüenza . En este sentido, será Juan quien para que las habladurías no lleguen a su puerta, somete a su mujer Yerma a una vigilancia constante porque ¿qué hace una mujer casada tanto tiempo fuera de casa? ¿Cómo que después de dos años de casada sigue sin poderse quedar preñada? ¿Qué hace hablando tanto rato con otros hombres?

Toda esta situación en la que Yerma se encuentra encerrada en cuatro paredes, con un marido que trabaja de sol a sol, y sin hijos a los que cuidar y sentirse completa y satisfecha como mujer; hará que la tragedia ocurra en este pueblo de viejas y chismosas.

Y aunque es cierto que me ha gustado, “Yerma” me ha sabido a poco. El final me pareció un pelín acelerado y me hubiese gustado que antes de llegar a él, la historia hubiera tenido más contenido y desarrollo. Eso sí, como buena tragedia el cierre de telón te deja con la boca abierta.

Y por supuesto, quiero seguir con el teatro de Lorca. Mi próxima víctima será sin duda Bodas de Sangre, historia que conozco pero que no recuerdo haber leído, ni siquiera en el instituto.