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ISBN : 843762245X
288 páginas
Editorial: Ediciones Cátedra (25/07/2005)

Calificación promedio : 4.01/5 (sobre 679 calificaciones)
Resumen:
Fruto capital del universo lorquiano, esta obra sin parangón recoge la historia de Bernarda Alba, enviudada por segunda vez a los sesenta años, y de sus hijas, obligadas a sumirse en un luto que desencadenará la tragedia. Considerada la obra más madura de Lorca, La casa de Bernarda Alba cierra la llamada trilogía de la tragedia -formada también por Bodas de sangre y Yerma-. Su carácter realista y la opresión en el pecho que se siente ante la represión de unas mu... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (75) Ver más Añadir una crítica
Juandi4
 23 November 2022
El autor nos presenta una obra ambientada en un pueblecillo andaluz donde refleja parte de las costumbres de la sociedad española de principios del siglo XX, donde la mujer estaba al servicio del hombre y esencialmente dejaban de existir sin él.

Bernarda, mujer inflexible, autoritaria y clasista enviuda de su marido y somete a sus hijas a un encierro y un luto de ocho años con lo que acaba con las relaciones sociales de sus hijas casaderas. Estas anhelan escapar de la casa y todo se vuelve más complicado con la herencia y la aparición de un apuesto joven.

El teatro y el drama/tragedia no son mi tipo de lectura y el hecho de que fuera obligatoria en el instituto con su correspondiente examen tampoco motivaba mucho, por eso pensé que no me iba a gustar pero no está nada mal, sobre todo teniendo en cuenta los títulos que suelen exigirse en la enseñanza.

Se trata de una obra de teatro bastante corta y aun así cuenta muchas cosas con un ritmo que no decae. Se puede leer en una tarde y servir como toma de contacto. Afortunadamente las cosas han cambiado, pero sigue tocando temas sociales que actualmente se debaten, sobre todo el feminismo.
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RaquelTarotyLecturas
 06 May 2018
Me gustó mucho esta historia, sobretodo por la cantidad de personajes y tan variados que hay en ella... La típica madre castradora de aquella época está muy bien representada en Bernarda, también las diferencias que hace en el trato hacia sus hijas y los mecanismos de supervivencia de cada hija para poder sobrevivir sin caer en la locura, esa situación de su vida...

Rompe verdaderamente los conceptos idealizados de familia feliz para acercarnos muy mucho a la triste realidad de intereses personales, aparentes y económicos de la época.
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Guille63
 26 May 2023
“El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.” (del discurso leído por FGL a los actores madrileños en febrero de 1935)

¡Qué intensidad! ¡Qué grandeza! ¡Qué historia! Como para no volverse medio loca:

“En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo.”

El mismo escenario opresivo que en Bodas de sangre y Yerma, una calor sofocante, un pueblo pequeño en el que es imposible que secreto alguno dure mucho tiempo y en el que la maledicencia es el centro de la vida social.

“- No tendrás queja ninguna. Ha venido todo el pueblo.
- Sí; para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.
- ¡Madre, no hable usted así!
- Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada.”

Las mujeres, prácticamente anuladas por los hombres, se vigilan unas a otras en busca de cualquier motivo que pueda ponerlas en boca de todos. Es tal su sometimiento que solo les queda la honra (y el estatus social. La obra escenifica, además de la injusticia contra la mujer, la hipocresía social o la moral conservadora, un obsceno clasismo patente en la relación que mantiene Bernarda con sus sirvientas). Y para que la honra resplandezca no solo es necesario mantener la propia impoluta, sino que conviene mancillar la de las demás y juzgarlas con el máximo rigor.

“- Sí, que vengan todos con varas de olivo y mangos de azadones, que vengan todos para matarla.
- No, no. Para matarla, no.
- Sí, y vamos a salir también nosotras.
- Y que pague la que pisotea la decencia.”

En tan delimitado espacio como un pueblo pequeño no existe control social más férreo que las habladurías, los chismes, los rumores. Tanto es así, que las madres no flaquean a la hora de imponer a sus hijas las torturas que a ellas mismas les impusieron las suyas, y en amparar, con mayor fanatismo que el hombre si cabe, el dominio que sobre ellas tendrán primero el padre y después el marido.

“No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.”

Algo curioso y valiente en el teatro de Lorca es que se invierte uno de los papeles que tradicionalmente se adjudica a la mujer, ser el causante de la perdición del hombre. Aquí tal papel lo juega Pepe el Romano, prometido de una de las hijas de Bernarda, en trato con la más pequeña y objeto de deseo de una tercera.

“¡Qué les importa a ellos la fealdad! A ellos les importa la tierra, las yuntas, y una perra sumisa que les dé de comer.”

Pepe el Romano encenderá la pasión de las hijas, será el motivo de la lucha callada que entre ellas se establece y, al fin, el desencadenante de la tragedia.

“- ¡Es que son malas!
- Son mujeres sin hombre, nada más.”

La casa de Bernarda Alba” es, sin duda, la obra con más fuerza de las tres que componen la trilogía rural, lo cual no es decir poco. Coincide con ellas en el lenguaje sencillo pero poético, sin grandes parlamentos, diálogos vivaces, concisos, sobrios, durísimos, nombres y elementos cargados de simbolismo, y un crescendo final que culmina en un acto trágico y sorprendente. Estremecedor el final con ese…

“¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”
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Beatriz_Villarino
 23 September 2018
Si hay alguna obra que tiene trascendencia universal es sin duda La casa de Bernarda Alba. García Lorca consiguió elevar a tragedia un drama rural. La función coral de María Josefa o de la Poncia en ocasiones, es premonitoria del trágico final, y otras veces sitúa con sus comentarios al espectador en el porqué de esa realidad que se está representando.

Poco podemos aportar a los numerosos estudios de esta obra, conocemos la disposición fotográfica de unos personajes que, por mucho que lo intenten, no pueden salir de ese marco que las oprime, y que funciona como una cárcel que limita sus movimientos o como un convento que limita sus pensamientos.

Conocemos el realismo que impregna el argumento, lleno de recuerdos infantiles del autor. Conocemos el simbolismo que envuelve la obra, desde los nombres de las protagonistas hasta el color (blanco-negro-rojo-verde) pasando por metáforas simbólicas de la vida, la muerte o el sexo.

Conocemos los temas predominantes de la obra: la opresión, la dictadura, el sometimiento, las habladurías la hipocresía, el conflicto autoridad-libertad, la envidia...

Conocemos, en fin, la fuerza inequívoca de Federico García Lorca y su determinación tan valiente al denunciar una situación intolerable para el ser humano en general y para la mujer en particular.

Por ello, ahora, intentaremos la realización del COMENTARIO CRÍTICO de una escena:

Adela: Por eso procuras que no vaya con él. No te importa que abrace a la que no quiere. A mí, tampoco. Ya puede estar cien años con Angustias. Pero que me abrace a mí se te hace terrible, porque tú lo quieres también, ¡lo quieres!
Martirio: (Dramática.) ¡Sí! Déjame decirlo con la cabeza fuera de los embozos. ¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura. ¡Le quiero!
Adela: (En un arranque, y abrazándola.) Martirio, Martirio, yo no tengo la culpa.
Martirio: ¡No me abraces! No quieras ablandar mis ojos. Mi sangre ya no es la tuya, y aunque quisiera verte como hermana no te miro ya más que como mujer. (La rechaza.)
Adela: Aquí no hay ningún remedio. La que tenga que ahogarse que se ahogue. Pepe el Romano es mío. Él me lleva a los juncos de la orilla.
Martirio: ¡No será!
Adela: Ya no aguanto el horror de estos techos después de haber probado el sabor de su boca. Seré lo que él quiera que sea. Todo el pueblo contra mí, quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por los que dicen que son decentes, y me pondré delante de todos la corona de espinas que tienen las que son queridas de algún hombre casado.
Martirio: ¡Calla!
Adela: Sí, sí. (En voz baja.) Vamos a dormir, vamos a dejar que se case con Angustias. Ya no me importa. Pero yo me iré a una casita sola donde él me verá cuando quiera, cuando le venga en gana.
Martirio: Eso no pasará mientras yo tenga una gota de sangre en el cuerpo.
Adela: No a ti, que eres débil: a un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo meñique.
Martirio: No levantes esa voz que me irrita. Tengo el corazón lleno de una fuerza tan mala, que sin quererlo yo, a mí misma me ahoga.
Adela: Nos enseñan a querer a las hermanas. Dios me ha debido dejar sola, en medio de la oscuridad, porque te veo como si no te hubiera visto nunca.

(Se oye un silbido y Adela corre a la puerta, pero Martirio se le pone delante.)

Martirio: ¿Dónde vas?
Adela: ¡Quítate de la puerta!
Martirio: ¡Pasa si puedes!
Adela: ¡Aparta! (Lucha.)
Martirio: (A voces.) ¡Madre, madre!
Adela: ¡Déjame!

Es una de las escenas finales de la casa de Bernarda Alba en la que Adela y Martirio se enfrentan, pues finalmente sale a la luz el conflicto surgido entre ambas. Las dos quieren a Pepe el Romano pero mientras Martirio lo ama de forma platónica, Adela es la que está con él, y él va todas las noches a verla a pesar de que se casará con Angustias sólo por su dinero. Angustias es la mayor, la que ha heredado más a la muerte de su padre primero y de su padrastro después.

El luto, que le viene durando toda la juventud, parece terminar con su boda inmediata, sin embargo esta escena es el preludio de la continuación del dolor que oprime a las cinco hijas de Bernarda.

Martirio sabe que Pepe el Romano se ve con Adela y está dispuesta a evitarlo por celos; no le importa que Angustias se case pues sabe que él no la ama, ni siente pasión por ella (las perlas que le regala como anillo de compromiso son evidentes), pero con Adela es diferente, Martirio siente celos de su hermana pequeña, no puede soportar saber que otra lo gozará y le advierte que no la dejará. Sin embargo Adela no está dispuesta a obedecer a Martirio, le dan igual las malas lenguas del pueblo y engañar a su hermana pues se ha enamorado. Adela ha determinado salir de su casa y vivir libre con Pepe el Romano. Martirio, desesperada, llama a su madre cuando comprende que Adela se irá tras su enamorado.

A las voces acuden todas, Bernarda dispara aunque Pepe logra huir, pero Martirio afirma que lo ha matado. Adela, rota de dolor, se suicida dejándolas sumidas a todas en el luto perenne. Bernarda avisa del silencio al que seguirán sometidas todas, después de amenazar con dar muerte a Pepe el Romano en cuanto lo vea.

Así pues, nos encontramos ante una escena decisiva para el desenlace de esta obra por lo que se convierte en una de las más trágicas. En ella salen a la luz el odio, el rencor, la rivalidad, los celos entre las hermanas y el ansia de libertad que tienen todas.

Asimismo aunque Bernarda no aparece, las connotaciones de la represión que ejerce hacia sus hijas, se explicita en la llamada de Martirio: necesita a su madre para que la ayude a controlar a su hermana y ponga fin a sus deseos.

A pesar de ser un diálogo realista, en el que podemos apreciar alguna expresión popular «mientras yo tenga una gota de sangre en el cuerpo», la poesía lorquiana aparece en el texto, bien en forma de símbolo erótico, de libertad sexual «Él me lleva a los juncos de la orilla», bien como metáfora «no quieras ablandar mis ojos» o como imagen dramática metaliteraria «Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura» o bíblica «me pondré delante de todos la corona de espinas».

El tono que emplean las dos hermanas es desesperado, ambas quieren que sus deseos prevalezcan y ninguna está dispuesta a dar su brazo a torcer. A pesar del dramatismo la entonación se adivina contenida, pues en principio no quieren despertar a nadie, sobre todo para no ser descubiertas y por lo tanto, para dejar sus sentimientos encerrados como hasta ahora. Pero la decisión de Adela «yo me iré a una casita sola donde él me verá cuando quiera» y la llamada de Pepe «(Se oye un silbido...)» consiguen que Martirio se asuste de verdad y grite buscando ayuda «(A voces) ¡Madre, madre!».

Los gestos son fundamentales en toda la tragedia; en esta escena encontramos que los movimientos de Martirio son de acentuado dramatismo, por lo que al avisar a su hermana de que quiere a Pepe podría realizar un gesto ilustrador como abrirse el pecho, para dar credibilidad a los celos que siente.

Igualmente apartaría a Adela, en un gesto regulador para indicarle que no quiere su abrazo, no quiere seguir interactuando con ella. al final de la escena compondría otro gesto regulador, al impedirle el paso por la puerta. Con los gestos, el carácter rencoroso de Martirio y su odio hacia Adela quedan patentes. Sin embargo, la hermana pequeña, en medio de la discusión tiene un momento de ternura y mediante el gesto emotivo del abrazo pretende unirse a ella; tampoco quiere ser la causante del encontronazo familiar, por lo que ante la orden de Martirio «¡Calla!» podría encogerse de hombros, en un gesto adaptador con el que pueda manejar la tensión del momento «(En voz baja) Vamos a dormir». Sus gestos indican que Adela no ha acumulado aún desprecio por su familia, sólo lucha por su libertad.

La intención de Lorca al escribir la obra fue poner de relieve la condición inferior de la mujer en general y lo que se puede conseguir al privarla de libertad de acción, libertad de palabra, libertad sexual o incluso libertad de pensamiento, que no es otra cosa que obtener seres sumisos pero llenos de odio y de ansias de venganza, seres embrutecidos incapaces de razonar. En esta escena, Martirio es la que representa estas consecuencias. Asimismo la actitud de Adela tiene la función dramática de advertir que lo importante para el ser humano no está en la realidad, si ésta se presenta rodeada de cadenas.

El espacio de actuación es reducido. Ambas hermanas están juntas, no tanto por las leyes universales de la proxémica, que regulan la distancia denotativa de intimidad, sino por la situación: es de noche y no quieren despertar al resto de la casa. Así pues, la distancia entre ellas es mínima, excepto cuando se oye el silbido de Pepe el Romano; entonces Adela corre hacia la puerta con gesto abierto y liberador, siente que la opresión experimentada hasta ese momento desaparece y corre hacia la libertad pero Martirio se lo impide invadiendo ese espacio que ella busca y por el que incluso se decide a luchar, olvidando por momentos su naturaleza pacífica.

El peinado será también connotativo de la situación de cada una. Martirio llevará el pelo recogido, como todas en la casa, cubierto por un velo, según ordena Bernarda al principio de la obra, mientras que Adela lo lleva suelto (tal y como podemos leer en la acotación que abre la escena) y algo despeinado, índice evidente de haber estado en el establo con Pepe. El contraste entre las hermanas es notorio, Martirio es el símbolo de la represión sexual mientras que Adela representa el amor, el goce y la pasión erótica.

A pesar de ser durante la noche la diferencia en el vestuario refuerza lo anteriormente comentado. Ambas hermanas habían oído llegar a Pepe el Romano, ambas salen en camisa de dormir, pero mientras Adela va de blanco, color que llevará puesto hasta el final de la obra, Martirio se echa por encima de las enaguas un mantón negro. (En ese momento aparecerá María Josefa que entretendrá a Martirio dando lugar a que Adela pueda estar con Pepe y a la discusión que ocupa esta escena.) Así pues el contraste entre la pureza y sencillez de carácter de Adela y la oscuridad y complejidad del resto queda puesto de manifiesto en el escenario por los movimientos, por las palabras, el gesto, peinado o vestuario. Si tenemos en cuenta que el escenario, con las puertas cerradas, representa la opresión sufrida por la mujer en su propia casa, podemos concluir que ese espacio es símbolo de la sumisión y dominio a los que se ve sometida tanto física como psicológicamente.

Por todo lo analizado podemos evidenciar que la iluminación de la escena es escasa, no sólo por encontrarnos de noche sino también por las puertas cerradas y por el temor a ser descubiertas. En esta oscuridad se hará patente un juego de luz y sombra, ilusión y realidad, reforzado por el efecto de la luna, que será connotativo de la muerte según afirma Adela «Ya no aguanto el horror de estos techos», y denotativo del ahogo opresor que se deduce de las palabras de Martirio «Déjame decirlo con la cabeza fuera de los embozos». Es la denuncia de Lorca a la soledad de la mujer, que ni siquiera encuentra consuelo en la religión «Dios me ha debido dejar sola en medio de la oscuridad».

De hecho, y como curiosidad, el estreno mundial de l'C B A fue el día internacional de la mujer de 1945, en Buenos Aires, con Margarita Xirgu en el papel de Bernarda.

Aquí, en España, Ángel Facio dirigió con éxito en 1976 a Ismael Merlo representando a Bernarda.

Algo más tarde, en 1987, Mario Camus realizó una versión cinematográfica con Irene Gutiérrez Caba como protagonista.

Por último, en 2010, podemos destacar la representación que, en el Teatro Español de Madrid, llevaron a cabo las mujeres analfabetas, y de etnia gitana, del poblado chabolista de El Vacíe de Sevilla; dirigidas por Pepa Gamboa estas actrices no profesionales llevaron la obra a las tablas con gran autenticidad y energía.

Enlace: http://elblogaurisecular.blo..
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IreneMF
 05 June 2022
La casa de Bernarda Alba” comienza con el entierro del segundo marido de Bernarda y con ello, el inicio de un luto riguroso y opresivo de ocho años que impone a sus hijas. Las hermanas se verán privadas de toda libertad aunque Angustias, la mayor, será la única que podrá librarse de esa muerte en vida pues gracias a la herencia que acaba de recibir ha conseguido captar la atención de Pepe el romano, y una boda será la única forma de librarse de la opresión de la matriarca. A raíz de este acontecimiento comenzarán a surgir resentimientos, celos y envidias entre el resto de miembros de la familia.

Lo que más me ha gustado de esta obra es lo bien que Lorca transmite ese ambiente sofocante, narrando toda la obra en una estancia cerrada y dando a conocer los pensamientos de resentimiento y odio que todos los personajes sienten por Bernarda y cómo ésta con una sola mirada es capaz de controlar a todos a su alrededor.

Por otro lado, Lorca retrata la sociedad de la época con sus normas estrictas ; y la vida rural de las mujeres marcada por la sumisión y la honra, y por la opresión de las habladurías.

Y esta opresión y falta de libertad que viven las hermanas, los celos y envidias, y el estar siempre en el punto de mira de todo un pueblo que te juzgará cuando no sigas ese patrón establecido de sometimiento y castidad, me generó un malestar enorme y una angustia que me hizo sentir en todo momento como si yo también formase parte de esa casa y de esa familia.

El final es maravilloso, digno de una buena tragedia y que vuelve a recalcar lo que puede llegar a envenenar a las personas el vivir por el que dirán y mantener una fachada de dignidad y superioridad aunque de puertas para adentro esté todo derruido y carcomido.

Y sin duda, “La casa de Bernarda Alba” será una obra difícil de olvidar y que se quedará pegada a mi piel durante mucho tiempo.
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Citas y frases (28) Ver más Añadir cita
GeloblancoGeloblanco10 March 2023
Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!
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unlibroenmimesitaunlibroenmimesita15 January 2020
Obra magnífica donde las haya, mostrando la vida de Bernarda una mujer de férreas convicciones y autoritaria como ella misma. Acaba de quedarse viuda, y por ello obliga a sus 5 hijas a llevar una vida casi presas de su propia casa.
Mujeres de principio del S.XX que se rigen por la norma, la represión (hacia la mujer tanto social como sexual) "la honradez y la virtud de la dama" "él que dirán" de los pueblos.
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_Ana__Ana_09 May 2023
Las mujeres en la iglesia no deben mirar más hombre que al oficiante, y a ese porque tiene faldas. Volver la cabeza es buscar el calor de la pana.
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SoledadmenaSoledadmena04 February 2021
"En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordaros el ajuar".
Bernarda, 'La casa de Bernarda Alba', de Federico García Lorca
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CandeLCandeL24 September 2019
Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara.
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