La Única Verdad

La única verdad es una tecnología desarrollada por la humanidad con la cual terminaron los secretos, ya que se lograron predecir acontecimientos y descubrir innovaciones en salud, economía, justicia, sociedad… Esa ciencia casi siempre es correcta, al haberse eliminado el elemento emocional, solo quedan datos, a la vez que guía a los humanos hacia un futuro ideal, y esta tecnología es la que toma las decisiones. Debido a esto, el mundo entra en una época de gran paz, sanación y productividad. Pero, ¿qué pasa cuando la verdad es devastadora? A principios de 2100, La única verdad predice la ruina. Los responsables de transmitir el mensaje tienen una terrible carga de conocimiento y, si bien pueden moverse en el tiempo, la dirección es hacia adelante. Nuestra protagonista, Martina, está atrapada en la disyuntiva de salvar el futuro, entendiendo que el juego es mucho más grande de lo que podría haber anticipado.

El autor, Ray García, nos grita que no todo aquello que brilla es porque sea oro. Detrás de toda utopía se oculta el oscuro corazón de la incertidumbre. La humanidad sabe de sobradas maneras que ningún paradigma es perfecto, que todo afán de superación tiene sus lastres. Esto es lo que encontrareis tras las páginas de esta magnífica historia, y es que no existe construcción humana, por más utópica que a priori pueda parecer, que no esconda en sus sustratos más profundos la verdadera esencia del autoritarismo y la imposición como esquemas articuladores de la sociedad.
Es cierto, a simple vista se ha logrado un mundo perfecto... sólo resta que nuestra protagonista lo descubra, pero ¿a costa de qué? Estamos ante una novela que nos retrotrae a infinidad de títulos, que bebe de todos ellos y al final encuentra su propio camino al igual que esta sociedad, con su inteligencia artificial y sus mecanismos predictivos, llevan a la humanidad a la disto/utopía.

Uso un vocabulario maravilloso, he quedado gratamente sorprendida del modo en que supo llevar el ritmo, mezclando aventuras junto con ciencia ficción y un buen suspense. Una trama muy bien urdida, repleta de giros inesperados para el lector, como cierta organización secreta… La tensión creada hace casi imposible detener la lectura. Es de esos libros que te roban horas de sueño gracias al pulso del autor, disfrutas devorando capítulos, sabes que te encuentras leyendo algo muy bueno.

No es una novela vulgar, aquí los detalles se han cuidado, yo agradezco que se tomara tan en serio su escritura. Porque, seamos sinceros, no todos los escritores lo hacen y menos un autor auto publicado. Pero mis años de reseñadora me han hecho comprender que la auto edición permite imprimir la huella del autor de manera más pura y fidedigna, la impronta personal deja una visión autoral más bella y abarcativa.

Os aconsejo no pasar de largo obras por no estar publicadas en una editorial conocida, el buen hacer se encuentra en todas partes.

No puedo más que aplaudir el buen trabajo de Ray García.