Córdoba, de Pablo García Baena

CÓRDOBA
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Editorial Almuzara. 2009 *“El último ciprés de Córdoba”, le denominó Antonio Ramos Espejo, exdirector del Diario CÓRDOBA”. *Dos versos de sendos poetas mediterráneos, que conocí por Pablo: “La ciudad irá siempre en ti ” del griego Constantino Cavafis y “Siempre te ven mis ojos” del malagueño Vicente Aleixandre parecen enmarcar la forma de amar Pablo a Córdoba *A su tierra natal, a su patria vital, a la que – como él declaraba- desde la orilla de la costa malagueña: “... ya no conozco pero a la que vuelvo siempre al acecho de encontrar la Córdoba perdida, me parecen de nuevo aquellos días de dicha al sorprender de las buganvillas derramantes sobre un muro, el sereno sonar de las campanas conventuales, el compás o la plaza reducida donde la cal recorta una casa que amamos”. *A la que ensalza en una interminable letanía de sus glorias: “Viña auroral de Tartessos / Plátano de Roma/ Palma de Arabia/ Cedro de Judea/ Ciprés monástico/ Olivo de sabiduría/ Áurea espiga del Betis…/ Perla de Occidente. *También se queja ante una Córdoba, reflejo de una realidad envuelta en una especie de «carnaval turístico» adornado de incultura y de desconocimiento: *Don Luis se alejó por la calleja,/ el Duque miró el ángel dorado del ocaso,/ volvió al baño Lucano y sus hijos/ de la campiña fueron a trabajar a Düsseldorf” (En clara alusión a tres ilustres cordobeses: Góngora y Atgote, Ángel de Saavedra y al romano) *Pablo García Baena cumplió en su visión de Córdoba lo que expresó Cernuda: “Sólo vive quien mira/ siempre ante sí/ los ojos de su aurora”