Ninguna persona llega a tu vida sin un cometido, o lo hace en un momento casual. Solamente hay que tener presente que, nos guste o no, no todas llegan para quedarse.
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Ninguna persona llega a tu vida sin un cometido, o lo hace en un momento casual. Solamente hay que tener presente que, nos guste o no, no todas llegan para quedarse.
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No te entretengas en quien no puede hablarte sin sonreír, mirarte sin decirte te quiero, andar sin darte la mano, abrazarte sin temblar, ver si no es por tus ojos, y vivir si no es contigo.
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Jamás te avergüences de querer a alguien. La vergüenza la deben sentir los que no son merecedores de ser queridos, no los que quieren.
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Si él no era el amor de mi vida, tenía claro que me había equivocado de vida.
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Tendemos a pensar que un hogar son cuatro paredes. Un lugar en el que sentirse cómodo. ¿Y qué pasa si mi hogar es una persona? ¿Qué hay de malo en sentirme en casa cuando él está conmigo? ¿Y si el único resguardo que necesito, es el de sus brazos? Eso fue lo que sentí en aquel coche. Que no importaba el escenario, mi hogar, estaba a su lado.
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Cuando amas algo de verdad, ya sea el arte o a una persona, la perspectiva de perderlo es simplemente devastadora.
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La importancia de las cosas no se mide por el tiempo, sino por la intensidad con la que las vivimos.
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Hacía que el mundo perdiera brillo a su paso, solo porque ella brillaba el doble.
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Hay veces que las cosas pasan porque tienen que pasar. Que nos hemos dormido y algo llega para despertarnos. En nuestra mano está decidir cómo queremos vivir la vida. De forma tranquila, conformándonos con lo bueno, o arriesgándonos a buscar lo sublime.
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La edad de la inocencia