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Debo decir que, al principio, no me esperaba gran cosa de este libro porque los dos últimos que he leído de Laura Gallego no me convencieron, pero Todas las hadas del reino ha pasado a ser otro de mis favoritos. ¡Me parece increíble que esta escritora aún consiga sorprenderme! Resulta muy curioso este nuevo enfoque sobre las hadas y los cuentos clásicos. Normalmente las hadas madrinas son seres mágicos que ayudan a los demás, pero poco se sabe de ellas, ¡ni siquiera el nombre! de ahí la singularidad de Camelia, el hada más campechana que he visto jamás. Hay todo tipo de seres fantásticos en este libro y, sin lugar a dudas, mis personajes favoritos son Camelia y Ren, pero los que menos me gustaron son Simón y Asteria, incluso ésta me resultó antipática. El hada madrina me gustó desde el principio por su forma de ser: bondadosa, inteligente, muy creativa y sensata, además tiene mucho carácter porque no se deja mangonear por los demás. La portada es muy bonita y el diseño interior es sencillo. El lenguaje es al mismo tiempo simple y complejo, los personajes se expresan con un vocabulario antiguo y elegante, pero las descripciones son más breves y sencillas. Sin embargo, para mi gusto, los capítulos son demasiado cortos; normalmente esto es un punto a favor, pero esta vez no lo ha sido. El ritmo del libro se altera mucho si lo cortas constantemente, así que yo hubiera empleando capítulos un poco más largos. Nos encontramos ante un libro de fantasía que cuenta con numerosos guiños de la bella y la bestia, El pájaro de oro, Caperucita roja, Piel de asno, La Cenicienta, El enano saltarín, Hamsel y Gretel, La gallina de los huevos de oro, Blancanieves, El gato con botas... Aunque nunca dice el nombre del cuento, son muy fáciles de reconocer. La primera parte del libro es más o menos previsible, incluyendo la historia de amor, pero en ningún momento se pierde el interés por saber cómo acabará la extraña pareja. No obstante, a partir de la mitad del libro se produce un giro radical y totalmente inesperado, me quedé anonadada y ¡me encantó! Si hasta aquí ya me gustaba, a partir de este punto me volví loca de emoción; ¡me embrujó! Sentí cómo la historia me engullía por completo, hacía mucho tiempo que no tenía esta sensación con un libro. Las páginas volaron entre mis manos, deseando conocer el nuevo y sorprendente destino de Camelia. Spoiler El final se veía venir, pero durante su lectura no puedes evitar que la tristeza y el sufrimiento calen en tu interior. Aún así, las últimas páginas logran que recobres cierta esperanza, así que podemos decir que es un desenlace agridulce. La moraleja de este libro no puede ser más clara: quien mucho abarca poco aprieta. Si Camelia no hubiera tenido tantos ahijados, no se habrían complicado tanto las cosas. También es verdad, que los humanos son caprichosos y egoístas, lo que entorpecía el buen trabajo de nuestra querida hada madrina. Saludos ;) |
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