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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
21 May 2021
Si a estas alturas no os he convencido ya de que leáis a Paula Gallego, aquí vuelvo una vez más para volver a intentarlo. Esta vez me ha vuelto a emocionar con una historia que se asemeja más a "Un día de invierno" que al resto de sus publicaciones más contemporáneas o de acción: histórica, drama durante la posguerra, época convulsa y de injusticias, romance en medio de tragedia. Normalmente nos tiene acostumbrados a historias cañeras, parejas muy actuales y romances más enfocados explotar la química, el sarcasmo y las conversaciones fluidas. Sin embargo, en esta novela se aleja un poco de todo eso para adentrarnos algo más en el fondo de lo evidente, para no quedarse en la superficie de otra historia de amor “más”. Es una historia conmovedora, a ratos dura, otros ratos muy dura y la mayoría de las veces, reivindicando la esperanza de que por muy mal que estén las cosas, siempre se puede hacer algo para mejorarlas. Os adelanto que me ha encantado en todas sus dimensiones y que podéis leer con tranquilidad porque no encontraréis ni spoilers ni detalles de la trama.

Nos situamos en París en los años 50, tras la vergonzosa Segunda Guerra Mundial, con media Europa intentando recuperarse económica y anímicamente de uno de sus episodios recientes más negros. Las desigualdades entre la población son patentes y el fantasma de la miseria sobrevuela todos los rincones de Francia, pero especialmente en las calles de la capital. Esta ambientación en apariencia deprimente se vuelve en cierto modo encantadora cuando entran en escena los dos lugares de referencia en la historia al comenzar la novela. Por una parte, el centro de menores donde trabaja Kael Levallois como mentor, recogiendo a jóvenes delincuentes de la calle para que no tengan que pasar por lo mismo que sufrió él. Son chicos difíciles por sus circunstancias pero tienen buena madera para modelarlos, así que Kael y los otros mentores, como Ditry, cuidan de ellos para que no se metan en problemas y abandonen progresivamente la vida que llevan dándoles confianza, un hogar y hasta procurándoles un medio de vida para que puedan salir adelante. Total, una tarea encomiable que hace que Kael se convierta automáticamente en un ser al que querer. Por otra parte, a Anik Marchant la conocemos en el ámbito de la redacción del periódico que dirige su madre. Ya no solo me entra la nostalgia vintage porque se trate de la prensa escrita de mediados de siglo XX, sino porque además le Libéré es un diario diferente, regentado por una mujer, sin un hombre que la respalde, en cuya redacción trabajan Anik y Suzette, dos chicas muy liberales para la época de la que estamos hablando y porque los aires de que los tiempos están cambiando soplan muy fuertes en las páginas de este periódico.

Por eso, cuando Anik conoce por causalidad a Hasret le propone que le cuente toda su historia para poder publicarla por fascículos semanalmente y darle voz a una chica que huyó de Turquía en busca de algo mejor para ella y su bebé. ¿No me digáis que no se os mueve algo ya por dentro imaginando las emociones de una historia así? Como bien imagináis, pese a su juventud, la vida de Hasret ha sido de todo menos fácil por muy bonita que sean Ankara y la mansión en la que vivía. Arrastra muchísimo equipaje emocional y su llegada a París, siendo extranjera, madre soltera, sin dinero, sin trabajo y sin futuro a la vista, no resulta ser el sueño que se había imaginado. Poco a poco, va saliendo adelante gracias a que aún quedan buenas personas en este mundo, así que cuando conoce a Kael, se permite ilusionarse con una nueva vida, sin el miedo constante que sentía en Ankara, con la ayuda de la casa de acogida de jóvenes en la que él trabaja. Además, Hasret también se siente algo más libre al conocer a Anik y contar sus orígenes a los lectores del diario. Incluso consigue una nueva identidad y pasa a ser Şahin para hacer desparecer por completo cualquier vínculo con su antigua vida en Turquía. Sin embargo, algo se tuerce en sus planes hacia la felicidad. Obviamente, aquí yo ya estoy completamente dentro de la historia porque los capítulos se van alternando y los tiempos se mezclan entre el presente y el pasado hasta más o menos la mitad de la novela con las tres voces principales. Me ha encantado ir viendo cómo se entrelazan las vidas de estos tres personajes tan distintos entre sí, con orígenes tan diferentes y con propósitos en la vida que parece bastante dispares. La verdad es que los secundarios más notables como Ditry, Suzette, o la propia madre de Anik y dueña del Lé Libéré, Nadine Marchant, junto a algún otro más eventual, son realmente entrañables y me han dado interacciones buenísimas con los protagonistas.

Como tercer escenario de la novela también viajamos a Turquía, ya sea a través de las cartas de Hasret cuando va relatando su vida en el periódico como cuando los protagonistas se ven obligados a trasladarse allí. La relación de Anik y Kael con Hasret por separado hace que tras ese giro de los acontecimientos que cambia radicalmente sus vidas, tengan que aprender a colaborar entre ellos o, por lo menos, tolerarse aunque solo sea por Hasret y su pequeño Murat. La cosa no cuaja fácilmente porque Anik es una señorita de la clase alta parisina mientras que Kael es un ex convicto que ha estado varias veces en prisión y que desconfía de aquellos que confraternizan con quienes hasta hace no mucho, eran sus enemigos: los alemanes. Kael es muy reservado, poco hablador y le cuesta mucho mostrar sus emocionas (ya no digamos hablar de ellas), mientras que Anik es todo lo contrario, un torbellino de vitalidad que no se puede callar lo que piensa y está dispuesta a luchar por lo que siente. Llegados este punto ya empezamos a conocer mucho más de estos dos y la segunda mitad de la novela está casi por completo dedicada a este slow burn que me ha ido calentando poquito a poco el corazón. Su viaje a Turquía es una maravillosa secuencia de desventuras, de malentendidos emocionales, de sentimientos no pronunciados. Todo ello va acompañado por la magnífica ambientación visual que nos regala Paula Gallego con sus descripciones de las distintas ciudades por las que van pasando y los paisajes durante los trayectos. Aunque siendo justa, incluso las escenas que se desarrollan en París, ya sea en interiores o en exteriores, tampoco se quedan atrás en detalles.

Así que, como veis, hay tres personajes principales aunque el libro está estructurado de forma que vemos los puntos de vista alternos en capítulos encabezados por Kael y Anik, mientras que a Hasret la conocemos a través de sus “cartas” noveladas que van publicando en el periódico parisino reivindicativo y también a través de los ojos de los otros dos protagonistas, como el nexo de unión que hace que ambos se conozcan siendo de mundos distintos pero teniendo en común a Hasret y lo que ella significa para los dos. El equilibrio logrado entre novela de personajes y de trama es increíble, y el tensiómetro en los momentos clave se eleva hasta unos niveles considerables, aunque luego desciende gracias a la calidez que trasmiten los personajes con sus pensamientos y sus recuerdos. Poco a poco y entremezclado con el presente que los ha unido, vamos conociendo los pasados de Anik, Kael y Hasret y (aunque me quedo con la historia personal de Hasret por las emociones, no por los hechos), todos ellos tienen unos cimientos tan sólidos que la autora se ha asegurado que no pueda olvidarlos a ninguno en muchísimo tiempo. Sin embargo, por decir algo remotamente más flojo que ni siquiera ha bastado para rebajarme las emociones, hay un detalle en la resolución que me ha parecido un poco deus ex machina y que deja las cosas en calma con demasiada facilidad según mi apreciación, teniendo en cuenta las dificultades que han tenido que pasar todos para llegar hasta donde están. Hubiera preferido quizás una última confrontación más directa o con más “acción” de alguna manera, unas veinte páginas más que solucionaran de forma más activa lo que al final se soluciona de forma pasiva. Pero como digo es un minúsculo detalle que no ha cambiado para nada mi opinión general de la novela y que seguramente olvidaré pronto y me quedaré “solo” con todo lo demás.

En resumen y por recopilar un poco todo lo anterior, una historia inolvidable, unos personajes de los que marcan y un libro precioso se mire por donde se mire. Hay amor y amistad, hay aventura y adversidades, hay injusticias y búsqueda de la justicia, hay miedos y esperanzas, hay reivindicaciones muy sutiles acordes a la época (feminismo, machismo y violencia de género, desigualdades, homofobia…). En definitiva, tiene un poco de todo en la dosis justa y mezclado con armonía. Me he emocionado muchísimo con la mayoría de pasajes dramáticos, la prosa me ha transportado a todos esos lugares con una facilidad admirable y los personajes se quedarán conmigo, como viene siendo habitual en todos los de esta autora. No sabría explicar mejor todo lo que me ha hecho sentir leer la historia de Anik, Kael y Hasret pero, como os decía al principio, si no salís convencidos de aquí de que Paula Gallego es una de las mejores autoras que tenemos ahora mismo regalándonos joyitas como esta por las librerías españolas, es que algo no estoy haciendo bien y seguiré intentándolo.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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