La misión de Rox

Rox siempre ha creído que las reglas de los Guardianes son absolutas y que deben cumplirse sin cuestionarlas, pues es la única forma de ser eficaz contra los monstruos. Sin embargo, tras la charla con Axlin y su amigo el buhonero, Loxan, sabe que no puede quedarse de brazos cruzados. Según antiguas habladurías, al oeste existe una aldea donde solo nacen niños de ojos plateados, aldea que coincide con la descripción del lugar donde ella vivía de pequeña y que ella había enterrado junto al resto de recuerdos de su infancia, como manda la tradición de los Guardianes. Pero ahora que sabe que ese enclave no es solo fruto de su imaginación, necesita comprobar si es real, por qué solo habitan Guardianes y, de paso, traerlos con ella de vuelta a la Ciudadela para que ayuden en el caos reinante de la ciudad debido a los constantes ataques que están sufriendo últimamente. Así pues, a escondidas de la Guardia, Rox partirá en su misión particular hacia la aldea, con miedo de lo que pueda encontrarse.

Xein ha descubierto algo que podría poner en peligro los cimientos de la civilización, un secreto celosamente guardado por los Guardianes que, de hacerse público, destruiría a la Guardia. Los superiores no pueden permitir que se pasee libremente por la Ciudadela tras este suceso, por lo que deciden enviarle a la Última Frontera, un último bastión donde envían a los soldados con más experiencia, o, en este caso, soldados que son un estorbo en la Ciudadela por el motivo que sea, para controlar que los monstruos más grandes no accedan a los lugares poblados. Axlin, al enterarse de su marcha, sabe que no puede dejarle ir otra vez, que a pesar de sus diferencias y de sus roces le sigue queriendo y no puede quedarse sin hacer nada al respecto. Mientras prepara su viaje a la Última Frontera con ayuda de Loxan, continua investigando el símbolo en forma de fuente que, supuestamente, protege las aldeas contra los monstruos. Este símbolo fue el mismo que halló en el arco de la entrada de la aldea de Xein y el que está dibujado en los arcos de entrada de la propia Ciudadela. No solo eso, sino que recientemente ha surgido una especie de secta que se hace llamar la Senda del Manantial y que asegura que dicho símbolo protegerá a la gente de los monstruos y anima a la gente a unirse a la Senda para alcanzar la sabiduría. Así pues, la mente inquisitiva de Axlin se pondrá en marcha y, junto con su amigo y bibliotecario Dex, iniciarán una investigación para clarificar qué hay de verdad en la supuesta protección de ese símbolo y quiénes son los famosos Sabios del Manantial.

Laura Gallego nos dejó a puntito de caramelo con el libro anterior, introduciéndonos nuevos misterios, a cada cuál más interesante, con la promesa de abordarlos de pleno en esta tercera y última entrega. Lo que no me esperaba era que dichos misterios engendraran, a su vez, más misterios, convirtiendo La misión de Rox en una novela que no puedes dejar de leer porque necesitas saber con imperiosa necesidad qué está pasando. Algo que me fascina de esta trilogía es que cuanto más avanzas en la historia y más cosas vas descubriendo, más preguntas se van formando en tu cabeza, lo que te impele a continuar sin pausa hasta el final. Es cierto que algunas de las respuestas las vas intuyendo a lo largo de las páginas, pero la autora nunca te da el rompecabezas completo hasta que llega el momento oportuno.

Unido al misterio de por qué existen los monstruos y cuál es su objetivo, en esta novela se nos plantea una duda que, de hecho, no se me había ocurrido hasta leerla entre las páginas, y es de dónde proceden los Guardianes y por qué poseen cualidades tan sorprendentes. Junto a estas prerrogativas se une la ya mencionada Senda del Manantial, un aparente grupo de locos con estructura de secta que está convencida de que con los monstruos vendrá una nueva era gloriosa para la humanidad y cuyo líder se dedica a dar charlas para enardecer a la población y animarlos a unirse a ellos. Por si fuera poco, este grupo está relacionado con una figura legendaria que, según los documentos, sí que existió llamada Grixin y esta a su vez parece ser la clave del famoso símbolo en forma de fuente que Axlin está investigando. Así pues, parece que todos los enigmas confluyen en un mismo punto y que están interrelacionados de una manera que no conseguimos ver y que tendremos que ir averiguando a través de los ojos de Axlin cuál es la pieza que falta.

Pese a que Axlin es la protagonista, la evolución que ha experimentado este personaje a lo largo de la trilogía no ha sido tan pronunciada como la que han sufrido los secundarios. Se ha vuelto más sabia y más inteligente, pero sigue siendo igual de curiosa, de inquisitiva, de "metomentodo" por su afán de comprenderlo todo y mantiene ese puntito impulsivo que la hace meterse en líos o seguir a Xein allá donde vaya porque es incapaz de evitar quererle. El cambio que vimos en Xein en el libro anterior se hace definitivo en este, pues ese hálito de rebeldía que le caracteriza llega aquí a su punto álgido, ya que necesita descubrir la verdad tras los Guardianes. Este descubrimiento será su declive y hará que su actitud se torne más mustia, hosca y distante. Por otro lado, la que ha brillado con luz propia es Rox, la cual ha tenido capítulos narrados con su voz y hemos podido saber mucho más de ella, tanto de su vida, como de su forma de ser y su forma de pensar. Es un personaje que me ha gustado mucho y que vemos cómo se ha contagiado de ese espíritu crítico de Xein y ha aprendido a cuestionar las órdenes de sus superiores si cree que están mal. Por último, destacar a Dex, el fiel amigo de Axlin, un muchacho de la clase alta que se debate entre el querer y el deber y que ha sabido conquistarme el corazón. Me dejo a muchos personajes más en el tintero como a Loxan, el buhonero, pero es que entonces la reseña sería eterna.

La trama, como ya he avanzado, se complica aún más en este libro y tiene un ritmo frenético donde a cada página están sucediendo cosas, cada cuál más sorprendente que la anterior. Es una historia fascinante que te absorbe y que demuestra tener más complejidad y recovecos de lo que uno podría pensar al principio. Todo eso se une a la magnífica pluma de Laura Gallego, que si bien es sencilla, precisamente por eso destaca, por ser capaz de transmitir mucho con poca retórica. Va directa al grano, sin rodeos, y eso favorece el desarrollo de esta novela.

De todas las sagas que he leído de Laura Gallego siento que esta es la mejor. El universo fantástico, los personajes, la trama... Todo es perfecto y mantiene la esencia de la autora, dándonos una obra de muy buena calidad, como ya nos tiene acostumbrados. Esta es una de esas trilogías que cuando la acabas te deja con vacío porque necesitas más, porque te niegas a desprenderte así como así de la aventura que te han narrado sus páginas y eso es algo que yo valoro muchísimo de un libro, que me haga sentir hasta ese punto. La misión de Rox es el colofón perfecto para Guardianes de la Ciudadela, pues todas nuestras dudas quedan resueltas y tanto los personajes como la historia tienen el final que se merecen.

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