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Aviso: esta reseña contiene spoiler sobre la saga de Crónicas de la Torre. En un mundo en el que la magia y la hechicería existe conocemos Dana, una joven que vive apaciblemente en una granja con su familia y junto a su amigo Kai, un chico al que misteriosamente sólo ella puede ver. Pero su tranquila vida se ve interrumpida cuando un Maestro de hechicería decide conducirla a la Torre, antigua escuela de magia. Tras la llegada a la Torre de Saevin, un muchacho con unos poderes excepcionales, Dana siente que algo extraño está a punto de suceder y decide viajar a la Ciudad Olvidada para visitar el Templo Sin Nombre y consultar al Oráculo. La aterradora profecía que sale de su boca y en la que se verán implicadas once personas la inquieta todavía más. Pero ¿existe alguien capaz de manipular los designios del destino? Como en los libros anteriores, la narrativa es muy rápida y dinámica, cambiando entre distintos personajes y logrando que no te aburras ni un segundo. Además, en esta ocasión la autora es capaz de mantenerte en una continua intriga a causa de la profecía, lo que logra que no te despegues del libro. Los personajes terminan de evolucionar en esta obra y conocemos el final de su camino. Tras acompañarlos por tres libros, he de decir que su crecimiento me ha parecido bastante natural y me ha gustado cómo han ido cambiando sus relaciones. En este sentido, la única que llega a decepcionarme un poco es Salamandra que, si bien logra redimirse al final, pienso que fue un poco forzado. La saga en sí ha sido muy amena, es perfecta para iniciarte en el género de fantasía. Sin pretensión, Laura Gallego te presenta un mundo lleno de magia y con unos personajes bien construidos y a los que les coges mucho cariño. Unos libros muy disfrutables como lectura ligera y que te dejan con una sonrisa. Irbis. |
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