Debajo de la aparente estupidez, hay verdadera estupidez.
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Debajo de la aparente estupidez, hay verdadera estupidez.
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Y por si fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto del amor sin el noble propósito de reproducir la mano de obra. Yo bien sé que el pecado carnal está mal visto en alto cielo, pero sospecho que Dios condena lo que ignora.
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Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quién la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por dónde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada.
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Si la uva está hecha de vinos, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos.
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Si el pasado no tiene nada que decir al presente, la historia puede quedarse dormida, sin molestar, en el ropero donde el sistema guarda sus viejos disfraces.
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El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar : a muchos los condena al hambre de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos.
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Cuando yo ya no esté, el viento estará, seguirá estando.
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no son pocos los intelectuales del norte que se casan con las revoluciones del sur por el puro placer de enviudar. Prestigiosamente lloran, lloran a cántaros, lloran a mares, la muerte de cada ilusión; y nunca demoran demasiado en descubrir que el socialismo es el camino más largo para llegar del capitalismo al capitalismo.
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Yo bien sé que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo, pero sospecho que Dios condena lo que ignora.
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En la ciudad violenta, resuenan balazos y también tambores: los tambores, ansiosos de consuelo y de venganza, llaman a los dioses africanos. Cristo solo no alcanza.
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Como agua para chocolate