Es una comedia negra protagonizada por dos personajes de clase media con un conflicto entre manos de índole sentimental. Opresor yoprimido, perro y presa. Ramón y la psiquiatra Laura Galán y una reciente separación. La intriga está servida, una vez más, con la novedad del protagonismo de un psicópata. de nuevo, ritmo trepidante, diálogos ágiles, espléndida carpintería teatral, giros repentinos y se genera confusión y expectación en el lector. se hicieron dos montajes, uno en castellano con Carlos Sobera y Ángels Gonyalons y otro en catalán con Jaume Buixaderas y Emma Viladesau, ambos dirigidos por Townsend. El hecho de que Galcerán deje sus piezas en manos de los mismos directores no es baladí. El dramaturgo catalán considera que el director debe servir el texto al espectador con la máxima fidelidad al original escrito, que el espacio creativo del director debe manifestarse en otros detalles que no sea el de alterar el texto. Galcerán se ha manifestado públicamente en contra de la dictadura de los directores y de que los directores sean autores. En Palabras encadenadas no sólo se encadenan palabras; también situaciones, porque Galcerán las dosifica. El espectador recibe información, primero, sobre el estado mental del psicópata; después, de sus intenciones, hasta preguntarse por qué motivo Laura conoce el número de teléfono de la madre de su captor. Es el primer interrogante que se le plantea al público, que no sabe sobre ambos todo lo que debería saber para hacer una valoración ajustada de los dos protagonistas. La segunda incógnita es cómo la enfermera sabe el nombre del psicópata; y la tercera es por qué insiste en que ella es la persona que mejor lo conoce, que mejor le puede ayudar. El lector deberá despejarlas página a página. + Leer más |