El océano al final del camino

No esperaba tampoco mucho sobre esta lectura, principalmente porque no pasó de la primera edición en España y porque a día de hoy está descatalogada –por lo menos en esta edición, en bolsillo todavía está disponible–. En general, es una novela que ha recibido críticas de todo tipo y puedo intuir por qué. Parece el tipo de novela que amas u odias y, en mi caso, creo que me mantengo en un punto intermedio.

Al comienzo me recordó a lo que había sentido leyendo Kafka en la orilla de Haruki Murakami –libro que no tiene nada que ver con este, he de aclarar–, una historia en la que no te puedes adelantar a nada porque el autor tampoco deja oportunidad para ello y es que pasan cosas tan inesperadas que resulta totalmente imposible. Está narrada desde el punto de vista de un niño de siete años, por lo que solo sabemos lo que él sabe, cree saber –que es prácticamente nada– o recuerda, por lo que el autor empieza a jugar con ello de una forma que lo único que tiene que hacer el lector es dejarse llevar. Es una novela en la que el lector tiene que sacar sus propias conclusiones y darle una explicación a lo que estamos viviendo a través de los ojos de este niño, pero donde tampoco hay una verdad absoluta. Ni siquiera a ojos del protagonista.

En conclusión, "El océano al final del camino" ha sido una lectura que me ha sorprendido por su originalidad y la forma en la que el autor nos plantea esta historia. Sin embargo, esto ha sido un arma de doble filo porque ha ocasionado que en ocasiones me cueste enganchar y entender todo lo que pasa.