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Coraline es una niña de unos diez años más o menos que se muda a vivir a una nueva casa junto a sus padres. A Coraline le encanta explorar y como sus padres apenas le hacen caso, se pasa el día recorriendo los alrededores de su nuevo hogar. Un día descubre en el salón de su casa una puerta cerrada con llave. Intrigada le pregunta a su madre que hay detrás y ésta la abre para que vea que tan sólo hay un muro de ladrillos. al día siguiente estando sola en casa, decide volver a abrir la puerta y esta vez en lugar del muro de ladrillos se encuentra con un oscuro pasadizo. Movida por la curiosidad lo atraviesa y va a parar a una casa igual que la suya pero en la que viven sus otros padres, parecidos a los otros pero con ligeras y escalofriantes diferencias. Coraline es una historia corta, que fácilmente puedes leer en un par de horitas. La historia es bastante oscura y misteriosa. A simple vista puede parecer infantil pero no lo es, es mucho más. No es muy profunda pero tampoco superficial. El ritmo es muy fluido y natural y avanzas página tras página casi sin darte cuenta. Engancha mucho por ese toque oscuro y macabro que tiene, además de por esas pequeñas dosis de misterio que nos va dando el autor y que nos deja con ganas de más. Con un toque infantil innegable, pero llena de misterio y tensión, Coraline me ha hecho disfrutar muchísimo. Se me ha hecho una lectura muy amena cuya narración me ha encantado, ya que no se hace aburrida ni pesada y las descripciones están en su justa medida. La ambientación es totalmente acertada. Algo espeluznante, misteriosa, oscura, lúgubre y llena de tensión. Los personajes me han encantado. Desde Coraline con su gran imaginación y sus ansias aventureras hasta los ratoncitos que tocan instrumentos musicales, pasando por las señoras Spink y Forcible, dos entrañables ancianas. |
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