Lejos de Luisiana

He comprendido estos días algo que me dijo mi padre: nacemos sin traer nada y morimos sin llevarnos nada; pero en el intervalo que es la vida peleamos por lo que no trajimos y por lo que no nos llevaremos.

El agua del río pasaba por delante de ti una sola vez. Una sola vez. La tomabas entre tus manos y sabias que nunca más volvería a ser la misma.

- Todos los corazones duelen, mademoiselle- dijo Sarazen-. Los blancos, los negros y los rojos. El dolor de esta separación será irreparable.

—Cuando alguien amenaza en la misma frase en la que habla de libertad, pierde la razón, monsieur.

“Se necesitan mil voces para contar una sola historia” proverbio indio de tribu desconocida.

Como el agua del río que fluía, siempre la misma y siempre diferente, los humanos ocupaban durante un tiempo la tierra y desaparecían, y con ellos sus luchas, deseos y preocupaciones.

No pidas una vida fácil, hijo; pide fuerzas para soportar una vida difícil.

La rebeldía era más contagiosa que cualquiera de las pestes que de vez en cuando asolaban la colonia. Era difícil hacer entrar en razón a quien hablaba con el impulso del corazón.

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El agua hace olvidar el sufrimiento pasado del sediento y le permite seguir su viaje.