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Crítica de Homolectus


Homolectus
20 April 2020
¿Puede un libro terminar en tan solo dos líneas? Esta es la pregunta que me ha rondado la cabeza a lo largo de las páginas que componen Crónica de una muerte anunciada, sobretodo por el hecho de que, sabiéndose el final desde el inicio del relato, no se agota la sensación de querer encajar en su sitio todas las piezas que conforman este rompecabezas de como, a sabiendas de todo el mundo, la muerte de Santiago Nasar es inevitable.

Esta, que es quizás la novela más realista de la pluma de Gabo, es una historia que gracias al tono periodístico —valga decir, en forma de crónica— capta la atención del lector. Prontamente el hecho en sí de la muerte de Nasar pasa a un segundo plano para darle paso a los eventos previos al suceso y a lo que pasó luego, cuando el narrador —presente en la historia también— vuelve al pueblo con la idea de contar la historia y unir todas las piezas.

Gabo a lo largo de su carrera cruzó la delgada línea entre el periodismo y la ficción en varias ocasiones, entre ellas con su famoso Relato de un náufrago y, especialmente, con esta novela. Pues lo narrado está basada en un suceso que tuvo lugar el 20 de enero de 1951 en Sucre (Sucre). Gabo reconstruyó el asesinato de Cayetano Gentile, acusado de haber violado a Margarita Chicha Salas —Ángela Vicario en la novela—. Margarita habría sido rechazada por Miguel Reyes Palencia —Bayardo San Román en la novela—, historia que llamaría la atención de Gabo hasta convertirlo en el libro que sería publicado en 1981.

Que el relato no suceda en forma lineal y que cada vez el tiempo vaya por caminos diferentes y de longitudes variables, es otro de los grandes aciertos de la historia. Poco a poco se van descubriendo las relaciones que existen entre los personajes, la vida e historia del pueblo sin necesidad alguna de dejar fijos en un determinado lugar del tiempo lo narrado. Todo es traído a la historia en el momento justo, en el momento en que la pieza debe de encajar.

Es una historia que mezcla de espléndida manera el periodismo con la narrativa de un tinte policial para intentar reconstruir todo lo sucedido en torno a la muerte de Nasar. Un relato que no necesita ser extenso para desarrollar la historia y llevar a buen termino su cometido. Es curioso que, en tan pocas páginas logren salir a flote tantos personajes. Es casi como si en algo más de 100 páginas se lograra hacer un censo detallado de todo el pueblo, un pueblo en el cual todos los habitantes tienen arte y parte en lo acontecido aquella mañana de lunes bien sea por acto o por omisión. Creo que, hasta ahora, es el libro con mayor densidad de personajes por número de páginas que he leído.

Pensaría uno que siendo un pueblo, donde todos se conocen y donde casi que todos emparentan entre sí, un secreto a voces como el de un asesinato sería fácil de prevenir, pero es justo ahí donde aparece el realismo mágico de Gabo para señalar que, así cueste creer, el azar es una constante en la vida misma y que finalmente, "pueblo pequeño, infierno grande".

Una novela que remarca la dualidad entre casualidad y destino en repetidas ocasiones: la muerte en la que nadie creyó —lo suficiente, en algunos casos—, la puerta por la que se decidió salir el día señalado, la misma puerta que se cierra segundos antes y no logra salvar la vida, e incluso en el momento de escoger el nombre del sujeto en cuestión.

Como el desarrollo, que va y viene en el tiempo, el final de la historia es igual: cierra de cierta manera la historia de Ángela Vicario y su esposo Bayardo San Román años más tarde y los sucesos de aquel lunes: Todos los habitantes del pueblo en medio de la plaza, viendo como Santiago Nasar caminaba directo a su muerte.

Nota al margen
El periódico El Mundo escogió este libro dentro de su lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX.
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