Es un libro entretenido, pero tampoco es nada del otro mundo narra una historia de un amor de una familia destruida por la mala suerte de la vida, al final da pena ya que aveces los niños cuando son pequeños no entienden los problemas y el distancionamiento de los adultos, y tampoco somos capaces por el dolor que nos produce de contarles a nuestros hijos la realidad de lo ocurrido, y tienen que ser ellos mismos con sus investigaciones para llegar al final de la verdad y poder zanjar sus dudas
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