Armonía en ocho partes

Cambio de condición
Demond será capturado en su tierra para ser vendido como esclavo en Estados Unidos. Su travesía no es nada fácil y a su llegada no le espera otra cosa que su venta. Así llega a la plantación de Severn donde con su nuevo nombre, William Heyer, comenzará su nueva vida, primero como esclavo y después como fugado a los estados del norte de Estados Unidos. Comenzamos con la primera generación.
Aunque el planteamiento inicial de la novela no comienza con Demond, sino con uno de sus tataranietos al cual, por tradición familiar, en su décimo cumpleaños le cuentan la historia de su antepasado. Y es que esta es una de las cosas bonitas de la novela, que desde el principio la leemos como el legado de un hombre que luchó y enseñó a luchar a todos sus descendientes.
Así podríamos decir que la novela se divide en dos partes, en cuanto a lo que la trama se refiere, una primera parte en la que Demond es protagonista, donde se nos cuenta la vida en la plantación, su fuga y sus padecimientos en su integración en la vida neoyorkina. Una segunda parte, donde el foco está en sus descendientes, en ella veremos la parte más política, de activismo, y la que da explicación (que no justificación) a por qué el oprimido y «desheredado» actúa con violencia.
En mi caso, reconozco que me ha gustado más la primera parte que la segunda. Quizá porque es la que menos conozco, a nivel histórico, aunque creo que se trata más de que la autora ha explicado con mucha sutileza, pero sin edulcorar nada, lo dura que era la vida para estas personas en los primeros años después de la abolición. Además, la particular lucha de Demond me parece muy inspiradora y bien planteada.
La educación os hará libres
En este sentido, la novela dejará unos mensajes muy claros: todos los seres humanos somos iguales, la segregación y discriminación solo retrasa la prosperidad de un país, aquellos que sufren la presión social y estatal reaccionan como pueden para sobrevivir, incluida la violencia, hay que luchar por nuestros derechos y para ello debemos instruirnos, debemos ser mejores que los que no quieren ver.
Como profesora que soy, el que la educación os hará libres es algo que es muy difícil de transmitir cuando no pasa nada, todo parece que está bien o, por el contrario todo está terriblemente mal. En la novela, Demond apoyará esta idea de manera activa y veremos en su propia persona cómo la educación, la cultura, le permite comenzar e integrarse en movimientos por los derechos de las personas negras. Desde luego, es difícil y luchará no solo por el resto de la población, sino también por que sus propios hijos entiendan esta necesidad. Así entramos en las siguientes generaciones.
La historia nos abruma
Desgraciadamente, cuando continúa la historia con el foco en los hijos y nietos de Demond, es en momentos históricos que conocemos bastante bien, en los que la humanidad demostró su idiotez de manera estrepitosa.
Será en este momento, cuando ya la familia se ha establecido «libre», cuando la novela se vuelve muy documental. Quizá, me hubiera gustado que se hubiese centrado en la vida de los familiares tal y como se había hecho con el personaje de William. al ampliar el foco, es decir al seguir a varios personajes a la vez, es cierto que podemos tener una panorámica de la situación en esos momentos. Pero aquí confieso que soy más política y quizá una trama más enfocada en lo que sucedía en la NAACP me hubiera gustado más que el hilo conductor de la música. No obstante, esta segunda parte me ha gustado también mucho, ya que la descripción de ese mundo de principios de siglo, no tiene precio.
Armonía en ocho partes
Es cierto que, a veces, la novela es más expositiva que literaria, pero no por ello su contenido deja de ser importante y un valioso testimonio sobre el recorrido de los afroamericanos desde su llegada de África como esclavos hasta su ¿emancipación? definitiva.
Además, encontraremos una prosa cuidada y delicada que quiere dejar todo claro, sin dobleces. Por ello, la autora se ha documentado muchísimo para escribir esta novela y nos ha ofrecido una historia que intenta presentar todas las realidades de esta población.
Como creo que veis, es una novela que me ha gustado mucho primero por el interés que me suscitan los acontecimientos históricos que nos narran, pero además, porque se convierte en un testimonio de la otra parte, de realidades que por lo que sea no vemos o no queremos ver. Un libro adictivo que aparte de engancharte por su trama, te hará reflexionar por la verdad que hay detrás de sus líneas, y esta no está escondida. Espero os animéis con él.

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