La piedra azul I: La Comunidad del Fuego

En "La piedra azul" me he encontrado con una novela que me ha sorprendido muchísimo para bien. Reconozco que empecé a leerla estando algo perdida, sin saber exactamente con qué me iba a encontrar. Debo decir que la portada de la novela no hace justicia, ni mucho menos, a la compleja y fantástica historia que salvaguarda en su interior.


Una novela de fantasía urbana con una gran dosis de intriga y misterio que te va a mantener enganchado hasta la última página. Con un worldbuilding sutil pero muy completo descubrimos un mundo que se nos va presentando a través de los acontecimientos de la propia trama, pero sin llegar a opacarla. En este la fantasía va apareciendo poco a poco, siendo su predominio claramente superior a partir de la segunda mitad de la historia y yendo en aumento su importancia a medida que avanzamos en la lectura.


La novela se divide en dos partes bien diferenciadas, protagonizadas cada una de ellas por un personaje distinto, aunque ambas están muy conectadas. Este es un recurso que normalmente me asusta, pues la experiencia me ha demostrado que suele haber uno de los protagonistas por el que sientes mayor predilección, y entonces la trama del otro te sabe a poco. ¡Pero en esta ocasión no me ha pasado! Ambos protagonistas son muy complejos y completos, así como lo son también los secundarios que les acompañan. Cada cual a su manera saben conquistar tu corazón y eso hace que acabes enganchado a la trama tanto del uno como del otro.


Y hablando de los personajes, debo decir que la novela me ha parecido un diez en ese aspecto. Todos ellos, desde los protagonistas hasta el más secundario, están muy bien construidos. Tanto que llegamos a empatizar con todos ellos. Vemos de primera mano la gran evolución que sufren ante los acontecimientos que se ven obligados a vivir; es impresionante la complejidad que todos ellos van adquiriendo conforme avanzan las páginas. Gracias a ello nos damos cuenta de que no hay personajes buenos y personajes malos, sino simplemente personas que las circunstancias han convertido en aquello que ahora son. Ni el bueno es tan bueno, ni el villano tan malo.


Otro de los grandes riesgos que corre el autor, pero del que no solo sale indemne sino que se convierte en uno de los sellos identificativos de la obra, es el uso de los viajes temporales. A partir del diario de uno de los protagonistas vamos saltando entre el presente y el pasado, más o menos lejanos. Una herramienta que nos permite vivir a la inversa la evolución de los personajes, presentándonoslos de mayores y viajando después a su pasado lo que nos hace comprender por qué son como son. Aspecto que me ha parecido muy curioso positivamente hablando.


Cuando se juega con una trama no lineal uno se expone a que haya detalles que se pasen por alto o a que el lector se confunda y no sepa en qué momento se encuentra. Afortunadamente, el escritor ha creado para esta novela un método de cálculo del paso del tiempo (en eras de 50 años cada una) que facilita muchísimo el no perderse: la trama no resulta caótica en ningún momento.


En resumen: una novela rebosante de sentimientos, de grandes personajes, con una trama intrigante en la que el suspense se mantiene hasta la última página, con una premisa original y en la que absolutamente todo está perfectamente hilado y conectado pues todo tiene un motivo y una razón de ser. 


¡Estoy deseando leer la segunda y última parte!